En éstos días aciagos en la vida de nuestro estado de Guerrero, con la violencia e inseguridad tocando a la puerta, observando a la juventud amenazada por la perversidad e inmersa en la desintegración familiar y en una educación de panzazo en relación al aprovechamiento. Arriesgada por su propia desorientación y victimizada por el más fatal de los depredadores: el hombre convertido en lobo del hombre.
Sin poder hacer nada
en medio de éste caos para darle
orden, porque no
hemos acertado a construir
ese camino que nos lleve a todos en conjunto hacia el progreso y la paz. ¿Qué deberíamos
hacer? ¿Qué podríamos hacer?
Vienen a mi memoria las respuestas
que a esas mismas preguntas, me diera
mi maestro -Ad Vitam-, Don Héctor
Leyva Calvo, hace algunos años ya,
frente la misma problemática
con los jóvenes expuestos a todo
e irreflexivos; aunque muy distinta a las circunstancias presentes en éste 2012, pero que de cualquier manera y guardadas debidamente las proporciones tienen
vigencia actualmente…
“La Nación hace ciudadanos, -me dijo-, éstos crean
familias que son los tabiques del edificio social de nuestro país, debiéndolos
unir con la argamasa única del
“amaos los unos a los otros“ cada quien en su propio hogar;
cristalizándose el ideal de fraternizar a la familia humana en
nuestra propia casa. En donde
el jefe o jefa de familia, jamás
deberá ser un tirano en el hogar. Ni darse el lujo de no entender a sus
descendientes. O que su voluntad
sea la inflexible autoridad de la casa;
compartiendo con su digna
compañera la responsabilidad y la delicadeza del régimen hogareño.
Sabiendo entender los cambios o vacilaciones del comportamiento de los hijos,
para orientarlos con sutileza e
inteligencia a fin de que no se sientan oprimidos sino que busquen
voluntariamente la orientación del padre o madre y que, cuando se sientan vejados por otros, -jóvenes o
adultos- puedan encontrar “a los mejores
padres del mundo”.
“Una de las
enseñanzas adquiridas en el transcurso de la vida –continuó- es el respeto a nuestro hogar. El respeto al
hogar y a todos sus componentes, por quienes se debe luchar
en todos los aspectos especialmente en el moral y espiritual. Allí No Solo se aprenden las primeras
lecciones de amor sino que se practican a diario en cada corazón de los
miembros de la familia, quedando
marcados de por vida”… Como esta, muchas otras lecciones habríamos de recibir de Don
Héctor, que impactaron para siempre en
nuestra mente, donde siguen reverberando…
Leyva Calvo, es un distinguido miembro de la Orden, que fue
funcionario de Migración y aduanas
en México D.F. Tijuana, Chihuahua y
Acapulco. Actualmente empresario
exitoso, del ramo farmacéutico.
En su momento, dentro del simbolismo, fue miembro
de: La Respetable Logia Simbólica “Reforma del 57” # 12 de Tijuana. Así como
de “Ignacio Manuel Altamirano”; Nicolás
Salinas Sotelo; Bóveda Celeste y Mensajeros del Silencio, de Acapulco de Juárez, donde
fue declarado Miembro Libre de la Orden el 18 de diciembre de 1999.
Continuando En los altos grados ó
filosóficos. Militó en la Sublime Logia Capitular de Perfección
Ameth #129, en el Capítulo Rosacruz Fiat Lux # 92; Consejo de Caballeros Kadosh
Acapulco # 110. Soberano Consistorio Regional
del Estado de Guerrero # 45 del Rito
Escocés Antiguo y Aceptado. Siendo el
26 de Abril de 1991 cuando el Supremo Consejo de México lo proclama como Grado
33. Operando en lo subsecuente como
Comisionado y Sub delegado del Supremo
Consejo de México en el Estado de
Guerrero.
Oriundo de México D.F. Donde nació un 11 de Septiembre de 1923; casó con Socorro Hernández Peraza, “Coquito”
QEPD; con quien procreó a sus Hijos: Lic. Hernán Leyva Hernández. Maestra. Gloria Virginia Leyva Hernández. Ing. Héctor
Leandro Leyva Hernández y Carlos Leyva
Hernández QEPD.
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