Más de una decena de empresarios, secretarias, hombres de campo, dueños de negocios y ciudadanos que tienen el derecho y deber de cobrar por trabajos prestados al alcalde de Atoyac de Álvarez, Carlos Armando Bello Gómez, se topan con un “no se encuentra”, “anda de viaje”, se fue para Cuernavaca”, “Salió con Hernán (González Rebolledo), el tesorero”, ” que le mandó hablar Aguirre”, “Anda con Ríos Piter”, “Está en el Humo, supervisando su nueva residencia”, “que anda con Victor su cronista, porque le está escribiendo su historia de gobierno”, “que ya no vive aquí”, “que anda en Acapulco”, etc. etc., son algunas de las excusas de sus secretarías y hombres cercanos, para disculpar al “gran sinvergüenza alcalde que jamás había tenido esta gloriosa tierra de hombres honestos y valerosos”, rubricado por un connotado hombre de negocios del campo, en el atrio de la mal llamada: “Ciudad de los servicios”.
Un presidente municipal que deja tras de sí, deudas no tan solo de gobierno, sino personales que Hernán González, tiene que pagar obligadamente, so pena de no darle el dinero que le ha prometido para terminar éste su residencia en Acapulco.
Apuros económicos que deja tras de sí ante al propio personal de la desquebrajada comuna. Laudos millonarios que deja a la entrante presidencia municipal de Ediberto Tavarez Cisneros, quien encontrará un ayuntamiento desvalijado; y, aún más con trabajadores hombres y mujeres que pretende heredarle con malos antecedentes morales. Gente dada a la diatriba, a la traición y a la sospecha del síndrome de la cleptomanía.
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