Cómo puede el
presidente municipal electo de Acapulco, Luis Walton Aburto entender y aceptar el criterio de la lucha política y
social, conocida como “desobediencia civil, sí él como patrón esta erigido para
mandar y hacerse obedecer ¡cúmplase!, ¡hágase! La izquierda patronal de Walton
Aburto queda hoy exhibida y ha mandado un mensaje de tibieza y cobardía política para no “dañar su imagen”
que se encuentra en el fiel de la
balanza, frente al hombre Andrés Manuel López Obrador, al que técnicamente le
debe la presidencia municipal, si hacemos conteo de votos partido por partido.
Cuántos obtuvo el PRD, cuántos su partido Movimiento Ciudadano?
Y por el otro lado
qué tipo de políticos son David Jiménez Rumbo, presidente del movimiento Nuevo
Guerrero, y Víctor Aguirre Alcaide, ambos diputados plurinominales electos, y
ambos alumnos inacabados del extinto Armando Chavarría Barrera, al expresar que
la “desobediencia civil” es un acto ilegal…que en sentido estricto es
desobedecer las leyes (sic.).
Cuando la
desobediencia civil se define “como el acto de no acatar una norma que se tiene
la obligación de cumplir”. Entonces qué políticos son estos, si el término
“civil” hace referencia a los deberes generales que todo ciudadano debe
reconocer, legitimando así el orden legal vigente. En otras palabras, “civil”
indica que el objetivo principal de la desobediencia es traer cambios en el
orden social y político que afectarían la libertad de los ciudadanos, y en el
caso del Peje, es no estar de acuerdo con la decisión hecha por el Tribunal
Electoral del Poder Judicial de la Federación, al rechazar el 100 por ciento de
las impugnaciones y las pruebas en contra del candidato priísta Enrique Peña
Nieto.
La fuerza de la
“desobediencia civil” se encuentra en su línea “pacífica” jamás violenta, lo
cual es su engranaje supremo llevada a cabo con toda decisión y determinación
que hizo caer un Imperio –en su momento- el Inglés, con el movimiento pacifista
de Mahatma Gandhi, al ser la India una
colonia del Imperio Británico, cuando llamó a boicotear al gobierno colonial
inglés, mediante huelgas, movilizaciones y violando la autoridad impuesta, con
el objetivo de mostrar que de manera pacífica obtendrían mejores resultados que
con la violencia, en donde la autoridad inglesa aplastaba cualquier lucha
armada.
En el caso del
afroamericano Martin Luther King, líder del Movimiento de los Derechos Civiles,
quien predicaba la transgresión pública
de las leyes racistas impuestas en su país, Estados Unidos contra los
afroamericanos. Nelson Mandela, líder sudafricano, en un gesto de quiebra
consciente de la legalidad, de insumisión, de rechazo político y notorio contra
un Decreto-Ley que no puede obligar por
su ilegalidad, rompió el dique del “aparthied” sudafricano.
Ellos como muchos otros, como aquellos que se
han negado a ir a la guerra, caso Viet Nam, Afganistan, y en pleno 2012, debido
a las crisis económicas y sociales que golpea muchos países de Europa, como
Grecia, España, Turquía, han surgido varios movimientos que incitan a la
desobediencia civil.
Desde la perspectiva
de la desobediencia civil, es discutible la opinión de que todo acto que vaya
en contra de la ley es siempre un acto ilegal que merece ser castigado, pero un
rasgo característico de la “desobediencia civil” es su ejecución de forma
consciente, pública, pacífica y no violenta, manteniendo una actitud de protesta contra la autoridad –en el caso
de Andrés Manuel López Obrador, la resolución del TEPJF-, con el fin de
rectificar los errores que ésta haya cometido, a juicio de quienes protestan, y
que hacen mucho más pero mucho más de lo “humanamente posible” planteado
constantemente por Luis Walton Aburto, para lograr en los casos históricamente
mencionados, algo más que su propia libertad, de su propia condición de
esclavos, colonizados, engañados y
saboteados, cuando los tres –Gandhi, Mandela, Luther King- tenían en común el
fin de articular discursos y asumirlos como ejemplos de participación política
y como movimientos de cambio social, tanto en sociedades no democráticas e
incluso democráticas, como en sociedades democráticas mas no consideradas
legítimas. Email:gernestorivera@gmal.com
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