El arribo de visitantes
se indica con huellas de pies (pintadas de negro) que cruzan de manera
horizontal la entrada de una cueva donde se ofrendan hojas de abeto al dios
Huitzilopochtli. Las ramas enmarcan a un colibrí con el pico abierto de donde
emerge un rostro: el de Huitzilopochtli (nombre que significa 'Colibrí zurdo').
De la cabeza del dios surgen vírgulas de la palabra que indican que el dios
habla con quienes visitan la cueva y les indica que deben emprender la
migración. La caverna está en el cerro de Colhuacán según revela el topónimo
que la envuelve, representado con una espiral en la punta.
Antes de la llegada de
los españoles a México se utilizó el término tlahtolli que quiere decir
'palabra' o 'hablar'. El término se diferencia de la palabra nahuati que
significa 'hablar alto' y que se entiende como una orden. La lengua y cultura
mexicana está asociada con la palabra consensuada tlahtolli y está representada por medio de la vírgula o
voluta, que es la representación pictórica del
acto de hablar en el
mundo mesoamericano. La respuesta lingüística para tlahtoa ('hablar=gobernar')
es nimitzcaqui que significa 'yo te
escucho', 'yo te entiendo' que se relaciona más con la comunicación a
diferencia de la palabra nahuati: 'hablar alto=mandar', cuya respuesta es ninotlatequilia,
'yo trabajo para alguien'.
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