domingo, 22 de noviembre de 2015

EPÍSTOLAS SURIANAS (Carta a Don Héctor) De Julio Ayala Carlos

SERVIRÍA QUE EL PAPA FRANCISCO, en su visita al país, programada para principios del año próximo, visitara Guerrero? ¿Quién se beneficiaría con ello? ¿El pueblo guerrerense? ¿Los católicos, o los jerarcas de la Iglesia, es decir, el arzobispo, los obispos y los curas? ¿O se beneficiarían las autoridades estatales y municipales? ¿Quién?

¿Quién pues, en el caso, poco probable de que el Papa visite Guerrero, se beneficiaría con ello? ¿Los familiares de los normalistas desaparecidos, y los de “los otros desaparecidos” de Iguala? ¿Les ayudaría a resignarse y a aceptar la pérdida, la ausencia de sus seres queridos?

¿O sería, como suponen, una oportunidad para que los reciba, y en consecuencia, un acto de exigencia y recriminación del Papa hacia el gobierno federal, por lo que aquí ocurre?

¿A quién pues conviene la visita del Papa a Guerrero, cuando son, en el caso de los normalistas, el vocero de los padres y otros que dirigen el movimiento, los que gestionan la estancia en este suelo, y no los familiares de los desaparecidos? ¿A quién servirá de escaparate si quienes dirigen la protesta de los normalistas, son cetegistas que se oponen a la “reforma educativa”, y ligados al Partido de Andrés Manuel López Obrador (PAMLO), enemigo declarado del presidente de la República?

Éstas y otras son sólo algunas de las preguntas que saltan a la vista ante la posibilidad de que el Papa Francisco visite Guerrero, en febrero próximo, toda vez que la jerarquía católica del estado, encabezada por el arzobispo de Acapulco, Carlos Garfias, y el obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel, gestionan lo necesario para que así suceda.

Lo anterior, porque en su opinión el estado de Guerrero es el más representativo del país por sus altos índices de violencia, por lo que opinan que sería el lugar ideal para que Francisco dé un mensaje de paz, y de reconciliación, si se toma en cuenta que “la construcción de la paz” es una de las prioridades de la Conferencia del Episcopado Mexicano, siguiendo la experiencia de Colombia.

Por supuesto, no sólo la jerarquía del catolicismo en Guerrero gestiona la visita, sino también los que dirigen el movimiento de los padres de los 43 normalistas desaparecidos, encabezados por el magisterio cetegista que se opone a la “reforma educativa” y la evaluación de los maestros, aunque éstos, como los familiares de “los otros desaparecidos” de Iguala, no solo pretenden que el Papa Francisco venga a Guerrero, sino que los reciba y con ello se envíe un mensaje de justicia y de condena al gobierno mexicano por esos hechos.

Cabe señalar que en septiembre pasado, durante el viaje de Francisco a Estados Unidos, los familiares de Ayotzinapa sólo pudieron manifestarse en las calles de Nueva York durante los recorridos papales, aunque su intención era que los recibiera.

Además, hay que decirlo, no debe perderse de vista que una posible visita del Papa al estado de Guerrero sea un escaparate para los grupos y organizaciones sociales —incluidos los que actúan en la clandestinidad—, que cuestionan y critican al gobierno federal, por lo que no solo significa riesgos para Francisco por el grado de violencia aquí existente, sino también para las autoridades federales, toda vez que podría ser utilizada políticamente por grupos que nada tiene que ver con los familiares de los desaparecidos.

Así que, a quién pues le conviene que venga el Papa Francisco a Guerrero? Digo, si es que viene, aunque parece poco probable, toda vez que si bien se reúne con quienes profesan el catolicismo, encabezados por los altos jerarcas de la Iglesia Católica en nuestro país, también es cierto que viene a México en su papel de Jefe de Estado, con los protocolos correspondientes, y con la anuencia, claro está, del gobierno mexicano.

En este sentido, parece difícil que con todo y que el Papa Francisco sea el representante de Dios en la tierra, venga a México en plan de pelearse con el gobierno federal, a cuestionar la situación que vive el país, o a poner en tela de duda la actuación de las instituciones mexicanas en torno a la impartición, procuración y administración de la justicia.

Dudo, ciertamente, con todo y que nuestro país es mayoritariamente católico, que el Papa Francisco, como invitado que es del gobierno federal, venga con la intención de agraviar al Estado Mexicano. Aunque claro, aún faltan algunos meses para eso. Jejé.


Comentarios: julio651220@hotmail.com

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