El temblor del pasado 19 de Septiembre movió
mucho más que la tierra, los milleniaris despertaron de su letargo y
encontraron su espacio, y su porque, advirtiendo que son y pueden ser factor de
cambio en una sociedad que está harta de la simulación, la corrupción y los
partidos políticos, demostrando que ser de izquierda o derecha no significa
nada. Lo que verdaderamente vale son los principios y la actitud frente a la
vida.
ERNESTO RIVERA RODRIGUEZ |
Pero hay mucho más que ello, otros que
ya conocieron las “mieles del poder”, buscaron donde protegerse, donde sacar
raja y/o esperarse a los tiempos, donde las oportunidades se convierten en
garbanzos de a libra, y el tiempo, los días y las horas se miden de acuerdo a
los procesos electorales, y treparse a cualquier opción, o tomar caminos ya conocidos es la gran oportunidad para vestirse de nuevo
como “republicanos”.
No hay mucho que quemarse las pestañas
en esta época de oportunismos, así, “escuchar
la voz del amo, o arrastrarse por una candidatura por cualquier sigla que sea,
es cuestión de no hacerle gestos”. Volver a encontrar al líder alfa, como
el caso de la regidora Gloria Sierra, quien abandono el partido que le dio una
regiduría, porque hasta hoy se dio cuenta de que Acción Nacional no representa,
no es un contrapeso del poder en la alcaldía de Acapulco, fue suficiente para
ir en busca de la “voz de su amo”. ¿Nos preguntamos si alguna vez lo ha sido? No
es cuestión de principios, sino de intereses.
El otro caso es el del exdiputado
priísta Francisco Torres Miranda, que no tiene otros principios más que su
ambición, financio una rueda de prensa para dar a conocer que buscará la
candidatura a la presidencia municipal
de Acapulco, con el partido Movimiento
Alternativa Social (MAS), un partidito sacado de la manga de gambusinos
buscadores de curules y fuero, que dirige un personaje que pretende hacer valer
sus 25 años de militancia en el PRD, al cual
casi le exigió que le reconozcan sus años de esfuerzo y desvelos, pero
sin afirmar ni mencionar algún hecho por
el cual haya trascendido en el mismo.
Hoy la política en tiempos de cólera electoral
tiene atrapados a no pocos que padecen los síntomas de una oligofrenia
electoral que luchan cueste lo que cueste con no quedar fuera de alguna lista,
sea del color que sea, ya que si los seres humanos no son impolutos ni
transparentes, mucho menos las instituciones que estos crean o llámese como se
llamen sus honestos dirigentes sean Anaya, López Obrador u Ortega Jiménez. Al
tiempo lo que falta por ver.
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