NUNCA
ESTÁ DE MÁS CONOCER ALGUNAS REGLAS BÁSICAS DE CONDUCTA EN CASO DE TOPARNOS CON
VISITANTES DEL ESPACIO EXTERIOR; ESTAS PAUTAS, DE HECHO, PODRÍAN AYUDARNOS A
MEJORAR NUESTRA COMUNICACIÓN INTERPLANETARIA.
¿Qué
harías si una nave de otro planeta estuviera flotando simplemente afuera de tu
casa, sin dar señales de hostilidad? Por improbable que esta pregunta pueda
parecer, ha sido el tema de la conferencia anual CONTACT durante 25 años, donde
el antropólogo Jim Funaro, fundador del panel, ha remarcado que los
antropólogos son los consultores ideales para un primer contacto con
poblaciones extraterrestres debido a su estudio del campo “intraterrestre”,
además de su formación “multicultural.”
“Los
antropólogos”, afirma Funaro, “pueden ser los científicos apropiadamente
entrenados para establecer un protocolo e iniciar encuentro en situaciones de
contacto, donde sea y como sea que ocurran. Una regla de oro en el campo de
trabajo etnográfico: no asumas nada.”
Si
las poblaciones terrestres ya son en sí mismas bastante asombrosas y sus
costumbres varían de maneras extremas entre unas y otras, debemos imaginar que
en el contacto extraterrestre esta otredad se radicaliza, por lo que el
contacto mediado por alguien acostumbrado a manejarse en diferentes códigos de conducta
multicultural podría ser invaluable. O como dice la antropóloga Debbora
Battaglia, la mejor respuesta ética en estos casos sería “la hospitalidad”.
Esta
deberá extenderse “a cualquier entidad alienígena”, sin olvidar “a la variedad
de visitantes humanos ilegales.” Y es que una lectura desde la crítica cultural
al fenómeno de los avistamientos y el contacto OVNI nos enfrenta al miedo a la
otredad, al momento en que lo propio se ve amenazado por la intrusión de formas
de vida diferentes a las nuestras.
En
cuanto al lenguaje, por ejemplo, no podemos asumir que los visitantes
extraterrestres podrán hablar o escribir con un lenguaje que para nosotros sea
de uso cotidiano. El antropólogo David Graeber remarca (haciendo eco de las
ideas del lingüísta Noam Chomsky) que tal vez en el futuro veremos los idiomas
humanos como dialectos de un mismo lenguaje, pues si un hablante “de chino
puede aprender quechua y viceversa”, en cambio no puede aprender el lenguaje de
los delfines –un lenguaje que “no hemos sido capaces de descifrar luego de 50
años de estudio. Y al menos ellos están en el mismo planeta. ¿Quién sabe en qué
pueden consistir las formas de comunicación alienígena?”.
Pero
tal vez los aliens tampoco saben muy bien qué hacer. Graeber agrega que “por todo
lo que sabemos, hay aliens monitoreándonos, pero no han hecho contacto tal vez
porque también son incapaces de descifrar nuestro lenguaje.” Funaro toma esta
dificultad en cuenta para sugerir un acercamiento basado en lo que sabemos
sobre nosotros mismos: “sin un lenguaje común, nuestras normas aceptables de
comportamiento –la ética, por ejemplo.”
La
antropóloga Kathryn Denning se muestra un poco menos entusiasta que sus colegas
respecto a los encuentros cercanos con seres extraterrestres. Si los aliens se
presentaran a la vista de todos, afirma, “la pregunta por qué ‘deberíamos’
hacer sería tonta, porque los gobiernos y corporaciones con naves espaciales,
satélites, armas anti-satelitales y estaciones espaciales actuarían acordes a
sus propios y mejores intereses. Por supuesto que todos deberían tener
xenoantropólogos en su nómina, por si acaso, pero probablemente no los tengan.
(O tal vez me perdí las vacantes.)”
Entre
modales, lingüística y la manera en que el capitalismo global respondería a la
presencia de seres extraterrestres, la pregunta sobre lo que haríamos frente a
seres extraterrestres esconde una duda más sutil; una duda que nos plantea
interesantes posibilidades para comunicarnos con inteligencias de otros mundos
cuando, irónicamente, nos sigue pareciendo difícil comunicarnos con nosotros
mismos, o incluso establecer el discurso de la ética y la hospitalidad y dejar
de lado la hostilidad de manera continuada para con nuestros propios compañeros
planetarios, humanos y no humanos.
Fuente/[io9]
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