Gaby Carmona Astudillo |
Cómo
serpiente se desplazaba de un lugar a otro, sigiloso, astuto, sus pasos eran
celosamente cuidados por sus incondicionales, siempre de huarache y sombrero,
simulaba ser un campesino comprometido con la causa popular pero en el fondo no
era más que un mercenario, un señor de horca y cuchillo.
Su disfraz de hombre de campo y su manipulación con quienes ingenuamente
creyeron que lo único que lo movía era la defensa de sus tierras, la realidad
estaba lejos de esa lucha. Aprendió a manejarse con una actitud de reto a la
autoridad, a quien constantemente desafiaba y denostaba hasta que alcanzaba el
objetivo: los millones de pesos que demandaba.
Encontró
en el gobierno priista la mina de oro con la que chantajearía a los próximos
gobiernos. Fueron públicos los enfrentamientos que tubo con el gobierno de
Zeferino Torreblanca a quien finalmente doblegó y al que a pesar de su
“firmeza” en aplicar la ley se hizo de la vista gorda y ante el temor prefirió
no aplicar la ley.
Con la
llegada de Ángel Aguirre al poder estatal, la situación no sería diferente,
pretendió doblegarlo con plantones, bloqueos a las instalaciones de CAPAMA en
esa zona, alegando una demanda justa, quizá, pero el método no se justificaba.
En una
muestra de buena voluntad, el gobierno de Ángel Aguirre, acudió a la Asamblea
que el CECOP organizó en esas tierras, en donde, mañosamente pretendió obligar
al gobierno del estado a firmar un documento en donde rechazará la construcción
de la presa “La Parota”, pero con lo que
no contaba el líder del CECOP, es que el
gobierno del estado no firmaría ninguna minuta de nada, hecho que molestó al
dirigente.
La
danza de los millones exigidos no se no hizo esperar y como no encontró eco en
sus peticiones “campesinas” emprendió la
arenga, tomo las gravilleras, cerró las compuertas de agua de la capama y hasta
amenazó con envenenar los pozos de agua que surten al puerto de Acapulco. Se
enfrentó públicamente con el alcalde de Acapulco, Luis Walton Aburto, quien no
solamente se negó a otorgarle el dinero exigido y que además el ayuntamiento no
tenía sino que se llegó hasta las amenazas de parte del hoy preso.
Sin
embargo, Luis Walton jamás cayó en las confrontaciones por el contrario siempre
estuvo por el diálogo pero con respeto y que los beneficios fueran exclusivo
para los campesinos, no para un dirigente.
Sin
embargo, cuando menos se lo esperaba y sin tanto ruido, tal como deben ser las
cosas, fue detenido cuando confiado caminaba por la calle, seguro de que a la
autoridad no se atrevería a detenerlo ante el temor de lo que pudiera venir,
sin embargo, fue detenido y como delincuente común y corriente fue exhibido,
esposado de pies y manos. Aunque su detención fue por otras causas, el primer
paso está dado. Veremos que pasa.
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