Rogelio Martínez |
Rogelio Martínez Faz/Se
ha dicho de sobra que México es un Estado fallido, sobre todo desde que el
entonces presidente Felipe Calderón le declaró la guerra al narcotráfico y a la
delincuencia organizada y desorganizada. Para cubrirse lo fallido continuamente
culpaba a los Estados Unidos por la demanda de drogas y venta de armas, hizo eco
en gran parte de la sociedad mexicana.
Nadie
puede negar el consumo de drogas en EU, lo que representa desde hace tiempo una
decadencia moral, un problema de sanidad pública y crimen. No obstante,
Calderón fue a impartir clases de moral pública a sus distinguidos pupilos que
pertenecen a la sociedad que acuso. El ‘yo acuso’ de Calderón quedo atrás en
México con frases como "si no fuera por los Estados Unidos no tendríamos
este problema" y "los EU ponen las armas y México los muertos".
Frases
que se repetían o se repiten en conversaciones de café o en hogares mexicanos
mientras los muertos se siguen acumulando. Pero Felipe Calderón como la
sociedad mexicana se estaba engañando en parte para justificarse o negarse a
aceptar que el verdadero problema está en casa. De que los mexicanos además de
tener un gobierno fallido la sociedad también lo es en gran medida.
México
está sumido en conflictos armados, sociales, políticos, delincuencia común,
corrupción organizada y desorganizada; los gringos vienen siendo solo un factor
que alimenta nuestra debilidad y defectos, pero por ceguera no queremos ver
nuestras culpas aunado a la falta de capacidad para resolverlas.
A
estas alturas el uso y tráfico de drogas es compartido con los estadounidenses
con la diferencia que Estados Unidos es un país que tiene casi el triple de la
población en comparación a México, lo que lo hace mejor mercado. A diferencia
que en México las muertes y la crueldad son cortesía de la casa con armas
importadas. En EU también se da la venta de armas y aunque también se ve
reflejado en el alto índice de criminalidad como sucede en Chicago. El sadismo,
la frecuencia y la confrontación criminal como ocurre en México es “homemade”
de los mexicanos.
Culpar
a otros no va a redimir nuestros errores. Independientemente del negocio de las
drogas, tenemos la trata de personas, explotación sexual infantil, extorciones
y secuestros a ciudadanos comunes de manera indiscriminada, todo en complicidad
con autoridades del “orden” y del desorden.
Al
igual que otros países, indistintamente de la oferta y la demanda de los
estupefacientes, las acciones unilaterales de los delincuentes o de las
organizaciones criminales está en contubernio con la sociedad mal sana, y la
sana acostumbrada a la maldad; que se conforma con acusar a políticos y a
fuerzas del orden corruptas, que llega a un nivel de violencia despiadada.
Otros países latinoamericanos también están sumergidos en la industria del crimen
en complicidad con gobernantes, que alcanza a la oposición política que apuesta
a la violencia, anarquismo, maestros guerrilleros y comunidades de auto
defensas para sobrevivir al crimen.
Entre
los ejemplos más recientes de corrupción política en México, tenemos al ex
gobernador de Tamaulipas, Tomás Yarrington acusado en EU de lavado de dinero
para los carteles. Andrés Granier de Tabasco, Humberto Moreira de Coahuila,
Reynoso Fermat de Aguascalientes, Villanueva Madrid de Yucatán. Marcelo de los
Santos de San Luis Potosí y párele de contar. ¿Esa corrupción se la debemos a
los gringos donde Calderón fue a dar clases de honestidad pública? El problema
de Michoacán de donde es él, la delincuencia se apodero de la población ¿les va
a reclamar a sus pupilos de las violaciones de niñas, secuestros y cobros por
derecho de piso?
Claro
que molesta cuando EU descalifica a otros países por corrupción e inseguridad.
Pero eso nos debería de tener sin cuidado, lo transcendental es como vamos
nosotros a responder a nuestras conductas. México está adaptándose a vivir en
un estado salvaje, ya sea por temor, precaución, omisión, tolerancia, sumisión,
resignación, ignorancia, contubernio, indiferencia, protección…
Empezando
por la misma clase política que da el ejemplo: gobierno federal y congresos
estatales con sus respectivos jefes de gobierno. Que cobran sueldos ofensivos
para la población que dicen representar. Incluidos aquellos que exigen la
repartición de la riqueza pero que no chistean en recibir sus abultados aguinaldos,
aparte de sus gastos extras y beneficios inmerecidos. Además de sus ganancias
por corruptelas que ya son parte del sistema seguidas por la impunidad. No es
coincidencia, es la tendencia criminal como forma de vida. No hay diferencia
entre los carteles del crimen y los carteles de la política.
¿Les
echamos la culpa a los gringos de esto? ¿O reconocemos que tenemos un grave
problema? Que teniendo armas automáticas importadas se utilizan seguetas,
puñales y una cuerda para mostrar nuestro cinismo criminal colgando de puentes
peatonales a descabezados. Según un artículo publicado en SinEmbargo, se está
exportando crimen tan cerca como a Centroamérica o tan lejos como a China.
“¡Ha! Pero eso sí, si no fuera por los EU…” que excusa tan absurda.
En
México hay mucha gente buena y bien intencionada, consciente de la situación
pero impotente ante la violencia y desorden que cada vez más reduce y acorrala
a esa sociedad más mortificada por los señalamientos del exterior con
acusaciones “si no fuera por ellos…”. Gobierno y sociedad fallidos.
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