lunes, 10 de junio de 2019

EPÍSTOLAS SURIANAS (Carta a Don Héctor) De Julio Ayala Carlos


EL GRITO, EL CLAMOR, LA EXIGENCIA, es unánime: “entreguen por favor el fertilizante”. Y lo mismo lo dice el gobernador del estado que los presidentes municipales y los diputados locales, y claro, los campesinos, que son los más afectados por el retraso en la entrega del insumo, pues bien saben que si la milpa no se abona a tiempo, después, por más que le pongan el químico, simplemente no le sirve, y en consecuencia, no se producirá maíz.

Y es que, como ya lo hemos dicho, si no se cosecha maíz, porque el fertilizante no se entregó tiempo, como está ocurriendo, ¿qué va a ser de los guerrerenses? ¿Qué van a comer las familias, principalmente la de los pueblos, si no tienen maíz?

Por eso es el grito, el clamor, y la exigencia del gobierno del estado, de los alcaldes, de los diputados locales —los de oposición, no los de Morena—, y por supuesto, el grito, clamor y exigencia de los campesinos, para que el presidente Andrés Manuel López Obrador, o el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, o el coordinador nacional del programa de fertilizante, o el delegado federal en el estado, entreguen el fertilizante a los campesinos.

No. No hay tiempo como lo señala el titular de la Sader, como lo dice también el coordinador del programa del fertilizante, y como también lo repite el delegado en Guerrero. El fertilizante se requiere ahorita, ya, y no dentro de un mes.

¿Qué ocurrirá si en Guerrero no se cosecha maíz? La respuesta es sencilla y salta a la vista. Habrá hambre, y lo que es peor, entre los más pobres, los que en su momento votaron por Andrés Manuel López Obrador.

Y si hay hambre, porque los campesinos no cosecharon nada, ¿qué sigue?

La respuesta es también obvia, aunque eso parece no importarle al propio presidente de la República, quien sigue afirmando que el programa del fertilizante avanza, acaso porque así lo cree, o porque el secretario de Agricultura, el propio coordinador del programa, y el delegado federal, Amílcar Sandoval Ballesteros, lo engañan y le mienten.

Y mientras eso ocurre, campesinos de todo el estado se aprestan a tomar carreteras y oficinas del gobierno federal, en exigencia de que se les entregue el fertilizante. Y es que ya estamos a casi medio mes de junio, y el insumo nada más no les llega.

Es obvio que ni el propio presidente de la República sabe lo que es vivir en el campo, de preparar y sembrar la tierra, para de ahí cosechar maíz y comer tortillas todo el año. Y es obvio también que tampoco lo sabe el titular de la Sader, Víctor Villalobos, al igual que el coordinador nacional del programa, un tal Jorge Gage Francois, como tampoco el delegado estatal, Pablo Amílcar.

No. No saben lo que es vivir en el campo, y lo que se requiere para sembrar y hacer parir las tierras. Quizá ni siquiera tienen tierra en las uñas, y por eso les importa nada no entregar a tiempo el fertilizante que requieren los campesinos.

Por eso, ciertamente, es más que puntual la exigencia: “entreguen el fertilizante, no sean ojetes”.

Comentarios: julio651220@hotmail.com

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