Juan Manuel Millán |
Hace
poco más de siglo y medio en el municipio de Ayutla de los Libres, se promulgó
un Plan de Ayutla, que pretendía detener la dictadura de Antonio López de Santa
Ana y proponía la forma de elegir a un presidente interino.
La
semana pasada, desde esa mismo municipio de la Costa Chica, Andrés Manuel López Obrador sepultó la
posibilidad de que naciera en Guerrero un partido más demócrata que las
izquierdas existentes en México.
A
los simpatizantes de MORENA, les enseñó que su dedo índice es la democracia que
define candidaturas, sin previa consulta, asamblea o convención alguna. Es más,
sin registro oficial como partido político.
No
solo destapó al secretario de Salud, Lázaro Mazón Alonso como candidato a
Gobernador y dejó chiflando como a “Juanito” a Luis Walton, sino que, fuera de
los tiempos electorales, habló de nombramientos para candidatos a diputados
locales y posibles alcaldes de esa región costeña.
Como
alternativa demócrata, MORENA se
encuentra en espera del acta de nacimiento que seguramente le entregará el INE,
pero ya porta un acta de defunción que les dejó AMLO en su reciente visita.
Al
PRD en Guerrero, el dos veces candidato presidencial, lo deja en el dilema de
las negociaciones internas y las alianzas con el MC y PT, o simplemente
benefició al PRI para que retorne a la gubernatura.
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