Ante los hechos de
violencia y el ultimátum del crimen organizado mediante las mantas que
aparecieron la mañana del lunes en Iguala, en las cuales le dan un mensaje a la
federación de que si no liberan a los 22 policías detenidos por los hechos del 26 y 27 de
septiembre, van a comenzar a dar a conocer nombres y pruebas de “colaboradores”
de la delincuencia. Quién haya sido, utiliza la misma técnica mediática de la “Tuta”
en Michoacán y su significado colateral es un reto mayúsculo a la federación
encargada de la seguridad de Iguala.
Tardíamente, el
gobierno federal por conducto de Enrique Peña Nieto, lanzó un comunicado al
país en donde su relatoría, no dice nada. El peligro que ven los asesores de
seguridad del inquilino de los Pinos, es que esta bravata en contra del estado
mexicano se convierta en una piedra en el zapato para los inversionistas y que
Iguala, cuna de la bandera, se convierta en cuna de una insurrección popular
contra las reformas peñistas.
EPN, fue muy cuidadoso
con su lenguaje. Nunca dijo, “estudiantes ajusticiados”. Con los ojos
desencajados se refirió a los “desaparecidos”, ¿ya sabe que los cuerpos son de
estudiantes, y no quiere mencionar que están muertos?
México tiene record del
horror: el exterminio de migrantes en Tamaulipas. Los muertos de Salvarcar, los
feminicidios imparables. La corrupción tolerada, caso Oceanografía y recién el
empleado de Iberdrola que cobraba en los Pinos.
En 20 meses de EPN van
57 mil homicidios, contra los 43 mil 694 de Calderón, según el Sistema Nacional de Seguridad Pública. Su tierra natal, el Estado
de México, Guerrero, Chihuahua, Michoacán y Jalisco, llevan la punta en
homicidios intencionales. En los mismo 20 meses, Tijuana es la tercera ciudad
más violenta con 897 homicidios dolosos sólo superada por Acapulco con mil 371.
Lo sucedido en Guerrero, Estado de México, Tamaulipas, Morelos, Chihuahua, Baja
California; demuestran que como lo
dijera el padre Solalinde: “Todo México es una fosa común”.
Sin menoscabo de nadie
ni de nada, se requiere una acción conjunta ante los hechos sangrientos. Hoy
Iguala, Guerrero y México, están en los titulares de los diarios más
importantes del mundo. Y EPN tiene que actuar con la misma velocidad con que
acudió a Guerrero durante los meteoros de septiembre, del 2013 en que
puntualmente escogió al estado y Acapulco como una sede alterna de su gobierno.
Y que se delimiten las
responsabilidades en esos penosos hechos de sangre en que perdieron la vida
estudiantes de Ayotzinapa, de un equipo de futbol y transeúntes alcanzados por
el fuego cruzado.
Si se le rasca a Iguala,
se va encontrar la Gendarmería Nacional, la Policía Federal, el Procurador
Murillo Karam, los miembros de seguridad nacional, de inteligencia y demás, que
Iguala estaba infiltrada por la delincuencia de tiempo atrás.
¿Por qué el gobierno
federal no intervino a tiempo, intercambiando información para detener a un
grupo de delincuentes, tan bien organizados que manejaban la policía de Iguala,
y montó la logística para el secuestro y muerte de Arturo Hernández Cardona y dos
compañeros documentada ante notario. Por declaración de un testigo y
sobreviviente, a Hernández Cardona lo ejecutó el propio ex presidente
municipal, José Luis Abarca que anda prófugo?
¿Que hace la PGR para
encontrar al culpable, y qué hizo el PRD por no deslindarse a tiempo de José
Luis Abarca?
Ángel Aguirre Rivero ha
declarado que si su salida de la gubernatura coadyuva a la investigación lo
hará. El ejecutivo estatal cuenta con el respaldo de la militancia
perredista. Y una vez concluidas las
investigaciones, verificada la no injerencia del gobierno estatal, ya que la
policía del estado no participó en dicho acto criminal y lo que si está comprobado
es la participación de la policía municipal de Iguala.
Y la pregunta que rola
en las mentes de muchos actores políticos, tanto afines al gobernador como
enemigos suyos, es si, EPN, ¿sacrificará a su amigo por el bien de la republica
que se le escapa de las manos? O, está a tiempo de enderezar el timón y no
galvanizar aun más el descompuesto mapa violento de México, e Iguala podría ser
el principio de acciones contundentes contra la delincuencia y sus aliados por
parte de la Gendarmería Nacional, y que Ángel Aguirre realice una recomposición
a fondo de su gabinete.
DE REOJO
¿Es la hora de Mario
Moreno Arcos, Luis Walton y Armando Ríos Piter?
Dentro de este embrollo
sangriento es impostergable ya que surja una candidatura de unidad, por un lado
del tricolor que podría recomponer sus líneas con Moreno Arcos al frente o, en
un remoto caso de acomodo de los grupos de la vieja guardia priista con Claudia
Ruiz Salinas. Es de sobra conocida su famosa “disciplina partidista”.
Y en el PRD, donde la
unidad es tan extraña y temible que las tribus por primera vez signen un
tratado aliancista interno y podrían sellar alianza con MORENA, como ya lo
expresó su presidente nacional Carlos Navarrete, antes de pedir perdón y poder retener
la gubernatura de Guerrero. Walton Aburto podría ser el elegido porque lo de
Iguala hizo temblar a Lázaro Mazón. Y si se ponen de acuerdo, Walton, con el apoyo de ALMO y sus huestes, Movimiento
Ciudadano y PT y una campaña bien instrumentada, podría alcanzar el triunfo.
Armando Ríos Piter, tiene
una oportunidad de oro porque tendría la bendición de los Pinos y el apoyo de
un sector de la militancia amarilla, tricolor
y de la sociedad civil. Tiene el perfil de los “políticos modernos” y es un
cuate informado y nada rural a pesar de ser “jaguar”. Cuenta con un aparato
mediático estructurado, es joven y ambicioso.
¿En estos momentos, de
quién es la hora, del PRD o del PRI?
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