Un avispón asiático
gigante (vespa mandarinia) se las arregla para meterse a una colmena de abejas
y masacrar a unas cuarenta en apenas un minuto. Un pequeño grupo de avispas,
entonces, sería suficiente para eliminar a toda la colonia sin muchas
dificultades. Pero, como decía Ian Malcom en Jurassic Park: “la vida se abre
camino”. Y fue eso precisamente lo que sucedió: las abejas encontraron una
forma de tomar venganza.
En el video producido por
la National Geographic, podemos ver el desarrollo de una forma de defensa muy
interesante del grupo de abejas. Aprovechándose de la superioridad numérica,
las abejas rodean a la avispa, sepultándola bajo una especie de “horno” que
calientan solamente con su vibración. La coordinación de los insectos hace que al
calor aumente lo suficiente (superando los 47º) como para matar a la avispa.
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