domingo, 28 de octubre de 2012

HACEN ORGANILLEROS ¡PLAYBACK!



REFORMA

Ciudad de México  (28 octubre 2012).-  El 'playback' ya no es exclusivo de los cantantes.

En la periferia de la Ciudad de México y en calles poco concurridas, falsos organilleros aprovechan para ganarse unos pesos con cajones que, en vez de los cilindros de madera, guardan un reproductor de música que suena... aun cuando dejan de mover la manivela.

"Éste ya no es como los verdaderos. No tiene cilindro, la verdad. Funciona a base de una banda y una pila que lleva adentro. No lo puedo mostrar porque se nos vienen encima los (organilleros) originales, los que traen originales, (y) tendríamos problemas", admitió un falso cilindrero que suele pedir monedas en el centro de Texcoco.

Para preservar la tradición y no perder credibilidad ni clientela, la Unión de Organilleros del Distrito Federal y la República Mexicana no les permite laborar en la Capital.

Por ello, a los piratas se les puede encontrar principalmente en Tlalnepantla, Chiconcuac, Texcoco y Chalco, o en ciudades como Puebla y Pachuca, explicó Román Dichi, secretario general de la agrupación conformada por 227 operarios.

"En el Centro (de la Ciudad de México) no hay ninguno con grabadora, se intentó meter uno hace unos 5 o 7 años, los compañeros se dieron cuenta del chanchullo: ¡Qué anda uno con grabadora! ¡Pues vamos a correrlo!", comentó Dichi.

Para los cilindreros originales, los organilleros piratas son una competencia desleal, explicó, pues desprestigian su trabajo, porque sus agremiados batallan con sus instrumentos todo el día, en ocasiones incluso sin trabajar por arreglarlos.

"En Puebla, hay una familia con ocho organillos con grabadora, está quemadísimo (el oficio)", comento, "Si sueltas la manija (del original) deja de sonar, ellos la sueltan y sigue sonando".

Los cilindreros pirata argumentan que, al quedar pocos talleres dónde reparar los instrumentos y ante la descontinuación de las piezas, el oficio del organillero está condenado a desaparecer... o a ingeniárselas para sobrevivir, aunque sea a base de engaños.

Ante la descontinuación de los aparatos, sobre todo los alemanes, y los pocos reparadores, algunos han optado por utilizar instrumentos "hechizos".

"Los originales que vienen para acá ya nos conocen a todos los que andamos aquí, yo estoy aquí, allá está otro, atrás del mercado hay otro, trabajamos con el mismo (dueño), la música está grabada de un cilindro, eso sí, es grabación de cilindro (original)", dijo un falso cilindrero de Texcoco.

Ponen un toque femenino

Marcela Silvia Hernández es una de las pocas personas dedicadas a la reparación de los organillos, oficio que le dejó su fallecido esposo Gilberto Lázaro Hernández, quien a su vez heredó los conocimientos de su padre.

"La música que traían era diferente lo que hizo mi suegro fue cambiarlas notas por música mexicana, soy la ultima de la familia Gaona que queda, a mis dos hijos no les interesa, nada más a una nieta le gusta", comentó Marcela Silvia mientras limpiaba las trompetas de un organillo en su taller.

A ella le quedan sólo 12 aparatos, que conserva y repara constantemente en la vecindad de Plaza Fray de Bartolomé 13, en el Barrio de Tepito, vecindad que en sus mejores tiempos fue conocida como La Catedral de los Cilindros, pues era común ver desfilar a los organilleros todas las mañanas.

Hernández no es la única apasionada de los organillos, un trío femenil, conformado por María de Jesús Bárcenas, su hermana Juana Margarita y su vecina Fernanda García, a diario recorre las calles cargando el aparato de al menos 40 kilos.

"Desde Tepito salgo tocando, pasamos por mercados, tianguis, vecindades, 'ora sí que salgo con la bendición de Dios a donde mis pies lleguen hasta ahí. Trabajo (en) Tepito, Tlatelolco, la Morelos, la Anáhuac, Pemex", contó María, quien a diario viaja desde Ecatepec a Tepito para comandar el equipo femenil de cilindreras.

"Como ven que somos mujeres ganamos un poquito más (130 pesos diarios). Nos contratan porque casi no ven que anden mujeres cargando y tocando hacemos la misma función que hace un hombre".
Con la compañía de "Corazón Alegre", un mono de felpa que adorna su caja, Mercedes Pérez es otra mujer que engalana el gremio desde hace 12 años frente al Palacio de Bellas Artes.

"Hay otras tres con cilindro en Madero, cuatro en Tacuba y otras dos mujeres que andan por ahí, somos como 15 mujeres aparte de Juana", reconoce Mercedes, también vecina de Nezahualcóyotl.

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