Jesús Lépez Ochoa |
No hablaré sobre algún delito sexual cometido a bordo de un automóvil, de los altos cobros de los taxistas, los cafres urbaneros o el ciudadano que acelera para no dejar orillar al que le encendió la intermitente, el título se refiere a nuestros senadores que se aprobaron 35.2 millones de pesos para comprarse coche y laptop. Una ayudadita pues, para su precaria economía.
Con apenas cuatro meses laborados, cada
senador recibirá un aguinaldo de 176 mil 760 pesos, la mayor parte de los
mexicanos, no recibirá siquiera 10 mil habiéndose partido el lomo todo el año.
Para la masa existe el Buen Fin consistente
en supuestos descuentos en marcas chafas y facilidades para endrogarse con
créditos. ¿Para los senadores? El Excelente Fin que consiste en varios cientos
de miles de pesos para que compren de contado su automóvil y su computadora de
las de la manzanita. ¿O hay de otras?
Si en campaña a alguno de ellos les escuchó
decir que lucharía contras las tremendas desigualdades que existen en el país,
sobre todo en los estados con mayor pobreza como Guerrero, ahora tiene claro
que era puro rollo, pues está claro que ni Armando Ríos Piter, Sofío Socorro
Ramírez o René Juárez Cisneros, se opondrán a estrenar auto y laptop.
Eso sí, los dos perredistas andan buscando en
las agencias automotrices uno con sistema de navegación satelital que los lleve
directo a Casa Guerrero donde se visualizan a futuro, aunque estoy seguro que
muchos lectores de esta columna preferirían que el GPS les indicara mejor como
irse a… cualquier otro lugar, porque con ese antecedente está claro que nomás
buscan el estatus y el Stratus (perdón por el comercial).
Esperemos que al menos ya no les paguen
viáticos aéreos, porque ya dispondrán todos de un vehículo pagado por los
mexicanos para acudir a sus respectivas circunscripciones.
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