Jesús Antonio Lépez Ochoa |
El colmo de Héctor Astudillo es haberse
asumido en tribuna como representante de la fracción del PRI, sin más priístas
que él en el recinto legislativo. Fue un llanero solitario que fijó una postura
de respeto al presidente de la República saliente y al entrante, ante los
embates perredistas y el vacío que le hicieron sus correligionarios.
La discusión fue iniciada por el diputado Germán Farías Silvestre y
secundado por Abelina López Rodríguez muy ad
hoc a su nivel de debate, con los clisés
de moda de un discurso más propio ya del Movimiento de Regeneración Nacional
(Morena), que de quienes se quedan en el Partido de la Revolución Democrática.
Discurso robótico y sin aportación propia que
diera un destello de la originalidad intelectual que uno espera ilusamente de
algunos diputados.
No repetiré aquí los insultos y adjetivos a
la figura presidencial con motivo del fin de sexenio, porque solamente dieron
pie a que los panistas Marcos Efrén Parra Gómez y Jorge Camacho Peñaloza
aprovecharan para hacer un movimiento de judo político, exigieran guardar el
respeto que corresponde a un legislador en tribuna y le recordaran a Farías la
falta de resultados en los gobiernos estatales del PRD pese al apoyo de la
federación.
Camacho en particular, restregó que hay
quienes “usan la izquierda para golpear, pero la derecha para cobrar”.
Por las alusiones a los casos de Monex y
Soriana se esperaba que la fracción priísta tuviera una reacción más
institucional para defender al presidente electo que tomará posesión este
sábado.
Diputado Héctor A. Atudillo Flores |
No fue así. Aunque Héctor Astudillo estaba
enlistado en el orden del día para hablar del tema, cuando subió a tribuna ya
no estaba ni Julieta Fernández de Añorve, si, la esposa de Manuel Añorve con
quien Astudillo compartía el ser blanco de los ataques de la facción
figueroísta y que en esta ocasión al igual que éstos y que los renejuaristas
también dejaron solo al ex alcalde chilpancingueño.
Astudillo no se amilano y “como representante
de la fracción del PRI”, según expresó ante un vacío de diputados priístas,
llamó al respeto y a la cordialidad política, dos cosas que sus compañeros, es
evidente, le están negando, a costa de la institucionalidad y de dejar pasar
los ataques contra el que a partir del sábado se convertirá en el primer
priísta de la nación.
Estamos a un par de días de que las críticas
al calderonismo sean historia y empiece quien a partir del sábado será en el repetitivo discurso de la izquierda el
“nuevo” presidente “ilegitimo”, “espurio” y “peor de la historia”. El PRI en el
país ya no será oposición y sus diputados en Guerrero al parecer ya olvidaron
lo que es ser institucionales al grado de que solamente Héctor Astudillo dio la
cara por Enrique Peña Nieto, y sus compañeros, se la escondieron.
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