lunes, 3 de marzo de 2014

Entresemana En el PAN, ¿sin rencores? Moisés Sánchez Limón

Durante los dos y medio meses próximos la caja de pandora del Partido Acción Nacional afectará reputaciones y prestigios de los principales prohombres del albiazul y sus asociados; legisladores, gobernadores, alcaldes, empresarios y dirigentes estatales se aprestan a ser parte de este fundamental capítulo en la vida doméstica del PAN.
De aquí al 18 de mayo próximo, una batalla con elementos de descrédito en escenarios de lodo y desprestigio se librará entre dos bandos, no necesariamente de los buenos y los malos. La propiedad de la hacienda azul está de por medio y la recuperación de poder en la elección intermedia de 2015 es el objetivo rumbo de esta camino en el ansiado retorno a Los Pinos.
Este primer domingo de marzo, en dos plazas de suyo contrastantes, Gustavo Enrique Madero Muñoz formalmente anunció su separación de la presidencia nacional del PAN para ir en busca de la reelección; del otro lado, el senador con licencia Ernesto Cordero anunció la fórmula con el ex gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva Ramírez.
La dupla de Madero se avista con el joven y talentoso diputado federal Ricardo Anaya Cortés, quien mañana se despedirá de la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara baja, en un desayuno al que ha convidado a los reporteros de la fuente camaral.
Sin duda la fórmula Madero-Anaya es contrastante. Gustavo suele ser irreverente, llamándole a las cosas por su nombre, irónico y mordaz, con una singular estrategia personal de cautela política que la más de las veces le ha fallado porque le gana la impronta del estrellato.
En el caso de Anaya, en medio año como presidente camaral demostró por qué su carrera ha corrido en rieles de aceitadas alianzas y acuerdos con sus contrapartes del PRI y del PRD. En poco menos de una década, de ser un aspirante a una diputación local en Querétaro, pasó a dirigir al PAN en aquella entidad y luego diputado federal, sin olvidar que fue funcionario del gobierno queretano hace unos trece años.
Anaya es respetado por las bancadas del PAN y sus pares en el Palacio Legislativo de San Lázaro e incluso en el Senado de la República --incluso tiene el aprecio y respaldo de Manlio Fabio Beltrones-- lo que no puede decirse de Madero, a quien han acusado de haberse echado a los brazos del presidente Enrique Peña Nieto. El calderonismo-corderismo lo quiere no solo fuera de Acción Nacional, también tras las rejas.
No obstante, del otro lado de la acera, la corriente afín al ex presidente Felipe Calderón y que ha cerrado filas en torno al senador con licencia Ernesto Cordero Arroyo, su fama no es para presumir y, en cambio, hay una buena cantidad de nombres que, de no contar por la impunidad del fuero, o la protección del acuerdo soterrado con el priismo que decide en Los Pinos, seguramente estarían sujetos a proceso penal por enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias, por decir lo menos.
"Pido licencia para continuar, para seguir avanzando en este proceso de evaluación de nuestros errores, de la defensa de nuestros logros pero sobre todo en perseverar para construir una nueva cultura, un nuevo sistema político que defienda los derechos de los ciudadanos y que combata a los poderes fácticos que obtienen privilegios", ofreció este domingo Gustavo Enrique Madero en la conferencia de prensa en la que anunció su separación de la presidencia nacional del CEN del PAN que ocupa desde diciembre de 2010.
Paralelamente, Cordero llamó a iniciar una nueva etapa de unidad y de cambio en el PAN “con Ideas, estrategia, plan de trabajo a futuro y con unidad”, que es la que, de acuerdo con su tesis, es la que falta en estos momentos en Acción Nacional.
El senador vende una propuesta sustentada en la falta de unidad en el PAN, para hacer del partido un equipo ganador con “responsabilidades y sin rencores”, porque según él, ésta alianza con Juan Manuel Oliva y un nutrido grupo de calderonistas, entre ellos los senadores Luisa María de Guadalupe Cocoa Calderón Hinojosa y Roberto Gil Zuarth, y el diputado federal Maximiliano Cortázar, no es una alianza contra nadie, sino a favor del PAN y de México. ¿Será?
Otra perla discursiva de Cordero advierte que la próxima dirigencia, es decir, la de él en caso de ganar la contienda del próximo 18 de mayo, “no será sectaria ni privilegiará intereses de grupo”. ¡Sopas!
"La Alianza por el cambio y la Esperanza", es la de Cordero y Oliva. La retórica, la praxis de engañar con la verdad. ¿Sin rencores? Conste.

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