EFRAIN FLORES IGLESIAS |
A más de tres meses de
haber rendido protesta, la mayoría de los alcaldes no saben qué hacer con los
problemas que les fueron heredados por sus predecesores. Esperan a que el gobernador Héctor Astudillo Flores les resuelva todo.
Y, peor aún, uno que otro cree que todavía anda en campaña prometiendo cosas
que no podrá realizar.
Se
entiende que la inseguridad pública no lo podrán detener y enfrentar solos,
pero es reprobable que se declaren incompetentes para
no prevenir los delitos que se cometen en sus municipios. Y más peor, que cerca
de sus domicilios particulares se cometan actos de violencia.
En Chilpancingo, por
ejemplo, en el centro se han cometido infinidad de robos y homicidios con arma
de fuego. En la calle Hidalgo que está a pocos metros de la plaza cívica “Primer Congreso de Anáhuac” tiene su
domicilio el alcalde Marco Antonio Leyva
Mena (MAL), a quien de plano le vale que roben o maten a cualquier hora del
día.
Leyva Mena, mejor conocido
en las redes sociales como “Alcalde Chambitas” por dedicarse a barrer, chaponar
y pintar bardas aunque sea… de a ratitos, sigue sin dar resultados favorables a
los chilpancingueños. Desde el 30 de septiembre demostró que lo suyo no era resolver
problemas sociales, sino agravarlos para desgracia de la capital del estado.
Ni sus colaboradores más
cercanos le ayudan para llevar por buen camino las riendas de la administración
municipal, ya que algunos son igual o más soberbios que él. Incluso, hasta se
atreven a confrontarse en las redes sociales con los que cuestionan sus
desatinos como alcalde. Les gana el hígado, pues. Mejor no me ayudes, compadre, dijeran en mi pueblo.
Hasta hace poco creía que
Mario Moreno Arcos había sido el peor alcalde de Chilpancingo, pero ahora me
doy cuenta que Marco Antonio Leyva lo desplazó de esa posición.
De
por sí Chilpancingo es considerada como una de las peores capitales del país
para vivir por la inseguridad y por los deficientes servicios públicos, y ahora
con un gobernante insensible y valemadrista, peor aún.
Y
todo parece indicar que no tiene la intención de enmendar el camino ni de ser
sencillo con sus gobernados. Durante su visita a Amojileca
el pasado 10 de enero, se atrevió a tratar como limosneros a los habitantes de
ese lugar al lanzarles billetes y monedas cuando se encontraban en el jaripeo.
Tal vez quiso compararse con el alcalde de San Blas, Nayarit, Hilario Ramírez Villanueva, mejor
conocido como “Layín, aquel personaje que hace un año se hizo popular a nivel
nacional al manifestar públicamente que en su primer periodo de gobierno robó
“pero poquito” y que también se ha caracterizado en regalar dinero a sus
gobernados y organizarles fiestas.
Ya nada más falta que
Marco Antonio Leyva le levante la falda a una fémina en la calle o se ponga a
bailar en una mesa. Pero hay una gran
diferencia entre MAL y Layín. El
nayarita es querido por su pueblo, ya que ha apoyado a sus paisanos sin tener algún
cargo. Mientras que el alcalde chilpancingueño es repudiado por su
egocentrismo y traición a los que le han ayudado a escalar políticamente.
Su comportamiento elitista
ya no le permitirá escalar a otros cargos, mucho menos si sigue dando la
espalda a los que contribuyeron a que llegara ser alcalde y ningunear a los
integrantes del Cabildo que encabeza.
Es muy probable que piense
en reelegirse en 2018, pero entonces se dará cuenta que está solo.
Hasta los que ahora son
sus peleles y aduladores lo abandonarán a su suerte.
Todo
lo que MAL inicia, MAL termina. ¿O no, mis estimados lectores?
ENTRE
OTRAS COSAS… El ex alcalde de Acapulco y actual
secretario de Operación Política del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Manuel Añorve Baños, parece decidido en
cerrarle el paso a Mario Moreno Arcos
para que éste no sea dirigente del tricolor en la entidad. ¿Por qué? Muy
sencillo. No le perdona al ex alcalde de
Chilpancingo que en 2011 haya apoyado Ángel Aguirre Rivero para la gubernatura
y no a él.
Otro
que no quiere a Mario Moreno para suceder al chilango José Parcero López es el ex gobernador René Juárez Cisneros. Pero de eso
hablaremos con mayor profundidad en otra entrega.
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