El Congreso Nacional del PRD
que concluyó el pasado 24 de Noviembre, fue solamente para reindivicar su espíritu y su determinación de
no dar un paso adelante, de no superar sus propias adversidades, sus propios
defectos heredados sin lugar a dudas de los genes priístas que lleva en lo más
profundo de su origen. No podría ser de otra manera y me recuerda la película
“Todo lo que quería saber sobre el sexo y no se atrevía a preguntar” del icono del cine Woody Allen, en esa escena
donde los espermatozoides todos en fila en posición de lanzarse en paracaídas,
todos formaditos, todos, todos de origen blanco cual fiel norteamericano, hay
ahí en esa fila sólo, sólo un negrito también haciendo fila esperando para
saltar. Ah, el destino, el origen, los
genes priistas, la reindivicación del caudillismo, con o sin Cuauhtémoc
Cárdenas, pero sí, con Jesús Ortega, con Dolores Padierna, y su marido “el señor de las ligas”, y los
guerrerenses anodinos, sin voz alguna, sin idea alguna de lo que es la
izquierda verdadera, por qué acaso ¿existe la izquierda en Guerrero? Y si existe
¿Dónde se encuentra?, bien recuerdo aquel poemínimo de Efraín Huerta “El
Cocodrilo”, aquel que decía: “a mis maestros de marxismo no los entiendo, unos
están en la cárcel, otros están en el poder”.
Así en lugar de darle un
“golpe de timón”, de dar un paso hacia el futuro, de cambiar no sólo de
vestiduras, y quedarse como en el cuento de “El Rey y el Niño”, o todavía más
ideológico el asunto, solamente en un cambio gatopardiano, por no decir
escatológico, “que todo cambie para que todo siga igual”. Cual fue esta la
determinación de las tribus, que tienen tomado al partido por asalto, que lo
tienen efectivamente secuestrado.
Que no crezca, que no se
desarrolle, que siga siendo “solamente nuestro”.
Tal es ese un partido de
izquierda. Cuando en Guerrero, no pasa de ser “boyardos con sus fetiches
colgados al cuello”. Mencheviques, pero jamás de izquierda, colaboracionistas
ni siquiera del partido en el poder, sino del poder mismo, quién o quienes sean
quienes lo ostenten oh ostentan.
Con o sin el pacto, dentro o
fuera del Pacto por México, el PRD no supo y no quiso saber de la oportunidad
histórica que tenía en las manos, blindarse como partido de oposición, blindar
su militancia, incidir no solamente en la opinión pública, porque como se ha escrito y discutido mucho sobre
las grandes diferencias entre el histórico “Pacto de La Moncloa”, y este pacto,
el Pacto por México. Aquel tuvo grandes objetivos, políticos, sociales y
económicos que sacaron a España del medioevo en pleno siglo XX, El Pacto por
México, fue circunstancial para
legitimar lo ilegítimo. Porque no daba para más. El PRI lo sabía, Peña Nieto lo
sabía, y lo que es peor el PRD también lo sabía, y estaba consciente de ello,
del precio que iba a pagar, el precio que facturo y que por fin y sin remedio
alguno lo fracturo a él.
Email:gernestorivera@gmail.com
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