EFRAIN FLORES IGLESIAS |
Ser crítico en estos tiempos significa arriesgar la vida, ya que algunos
personajes de la política les molesta que un periodista les señale sus errores.
Veracruz y Guerrero son las entidades de la república en donde se han
registrado más casos de ataques a periodistas. Y, peor aún, todo queda en la
impunidad.
La mañana de este lunes fue asesinado el director del periódico El Foro de Taxco, Francisco Pacheco Beltrán. Para las autoridades es uno más de la
estadística de comunicadores asesinados, lo cual es condenable.
El colega silenciado por las balas del odio era un fuerte crítico de la
administración que encabeza el alcalde priista de Taxco, Omar Jalil Flores Majul, y había publicado algunas notas de
inconformidad ciudadana.
Francisco Pacheco cuestionó la falta de transparencia que prevalece en
el Ayuntamiento taxqueño y la inseguridad pública que no cesa en la región
Norte de la entidad, en donde opera impunemente “Guerreros Unidos”, grupo
delictivo implicado en el ataque armado y desaparición de 43 normalistas de
Ayotzinapa, la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014 en el
municipio de Iguala.
Durante varios años fue corresponsal del periódico El Sol de Acapulco y la radiofusora Capital Máxima de Chilpancingo. Tenía 55 años de edad cuando fue
ejecutado a tiros en la puerta de su casa.
Ojalá la Fiscalía General del Estado (FGE) realice las indagatorias
correspondientes para dar con los responsables de la muerte de Francisco
Pacheco, quien deja en la orfandad a tres hijos y le sobrevive su esposa.
No tuve el gusto de conocerlo personalmente, pero condeno enérgicamente su muerte porque no se vale censurar a tiros ni
de ninguna otra forma violenta la voz y pluma crítica de un comunicador. Me
sumo en exigir que el crimen no quede en la impunidad como ha ocurrido con los
casos de otros compañeros que han sido silenciados.
Se entiende que no solamente a la clase política le irrita la crítica
periodística. El crimen organizado también se siente agraviado cuando se le
cuestiona, tal y como ha ocurrido en algunos estados del norte del país en
donde han atacado violentamente instalaciones de algunos diarios y
radiofusoras.
El fiscal Xavier Olea Peláez tiene un caso
fuerte que resolver. Insisto, ojalá dé pronto con los perpetradores de tan
atroz crimen.
El 15 de agosto de 2015 más de 400 intelectuales, artistas y periodistas
firmaron una carta para exigir al presidente Enrique Peña Nieto que investigue los asesinatos de comunicadores
en México y establezca mecanismos efectivos para su protección, luego del
homicidio del fotorreportero Rubén
Espinosa Becerril, la activista Nadia Dominique Vera y otras tres mujeres
en la capital del país, ocurrido el 31 de julio de ese año.
“Hoy el periodismo en todo el mundo vive bajo asedio: los reporteros
mexicanos, en particular, viven en peligro mortal. Las organizaciones
criminales, los funcionarios de gobiernos corruptos, y un sistema de
impartición de justicia incapaz siquiera de determinar la responsabilidad de
los asesinos son causa de la extrema vulnerabilidad de los reporteros”, señala
la misiva.
En efecto, el periodismo es el oficio más arriesgado en el mundo. Desde
el año 2000 decenas de reporteros –tan solo en México– han sido víctimas de
homicidio y algunos siguen desaparecidos.
FIGUEROA SMUTNY: RESPIRAR POR LA HERIDA
En 2015 intentó llegar a la presidencia municipal de Acapulco. Su
partido (el PRI) le hizo fuchi. Hizo berrinche y apoyó a candidatos de otros
partidos.
Le gusta el protagonismo. Con todos se pelea.
Hasta con su sombra.
Le gusta mucho utilizar las redes sociales para lanzar veneno contra
quien se le atraviese en el camino.
Dicen que cuando la perra es brava, hasta lo de casa muerde. Rubencito, como de cariño le dicen
algunos, lo metieron “a fuerzas” a la política.
Es hijo y nieto de dos ex gobernadores: Rubén Figueroa Alcocer y Rubén
Figueroa Figueroa.
Pertenece a un grupo político fuerte en la entidad. Pero sus constantes
confrontaciones con personajes del PRI, le han afectado demasiado al
Figueroísmo.
No aprendió las lecciones de sus consanguíneos. Si sigue así no será ni
alcalde de Huitzuco, la cuna de los Figueroa.
La política es para sumar. Claro, hay tiempos de guerra electoral, pero
no siempre.
Su forma de hacer política es errónea. Lo peor de todo que ni en su
grupo político ven con buenos ojos lo que dice y hace.
Rubén Figueroa Smutny sigue con la intensión de buscar en 2018 la
presidencia municipal de Acapulco. Es válido. Se vale soñar. Pero bien vale
preguntarse: ¿qué partido político
postularía a un personaje así de controvertido? Digo, porque en el PRI no
lo bajan de traidor e inmaduro. Es cuanto.
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