EFRAIN FLORES IGLESIAS |
Cuando el PRD era gobierno
en Guerrero, jamás se atrevió a cuestionar la incapacidad de los gobernadores
en turno. Permaneció callada. Es más, formó parte de la administración de Ángel Aguirre Rivero y pretendió
suceder a éste cuando solicitó licencia al cargo luego de los hechos
lamentables de Iguala.
Al no lograr consenso al
interior de su partido para ser gobernadora interina, peleó la candidatura con
uñas y dientes. Y lo logró con el apoyo de sus jefes políticos: Los Chuchos (Jesús Ortega Martínez y Jesús
Zambrano Grijalva). Fue una excelente candidata de su partido que demostró
que una fémina sí puede dar batalla en una elección.
Las pésimas gestiones de
Ángel Aguirre Rivero y Rogelio Ortega Martínez, y la sombra de José Luis Abarca Velázquez (presunto autor
intelectual del ataque armado y desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa),
fueron su talón de Aquiles.
Realizó una campaña a ras
de tierra y defendió muy bien la plataforma política de su partido en los
debates que organizó el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana
(IEPC), pero tuvo en contra a algunos miembros de su partido que no se sumaron
a su proyecto y que sí lo hicieron apoyando a candidatos de otros partidos.
La mayoría de los
electores se pronunciaron el 7 de junio de 2015 a favor de que el PRI regresara
al poder. Quedó claro que castigaron al PRD.
Desde entonces a Beatriz Mojica Morga se le ha visto
molesta por haber perdido la elección frente al priista Héctor Astudillo Flores. Y no es para menos. Pero eso no le ayuda
en nada. Por el contrario, sigue restando adeptos.
No es malo que sea crítica
de la administración del personaje que le frustró su sueño de gobernar a los
guerrerenses. Está en todo su derecho de hacerlo. Hacerlo con el hígado, no es
el camino adecuado.
Doña
Beatriz debe superar la derrota de 2015 y no seguir cometiendo los mismos
errores que le costó al PRD salir del Palacio de Gobierno.
Es incongruente de su
parte exigir licencia al actual mandatario estatal y proponerle que mejor se
vaya de embajador. Y bien valdría preguntarle, ¿por qué no le pidió eso a Ángel Aguirre y Rogelio Ortega cuando
estaban en el poder? Muy sencillo: porque el primero era su jefe en el
gobierno y el otro fue su principal aliado en la pasada elección.
No
está mal que exija a las autoridades atender el problema de inseguridad que se
vive en la entidad, pero también olvida que durante los gobiernos del PRD se
multiplicaron los grupos de la delincuencia organizada, los mismos que están
generando violencia en las ocho regiones.
La mayoría de los
guerrerenses anhelamos que haya paz y que los delincuentes cesen su violencia o
les sea aplicado todo el peso de la ley. Nadie quiere lo peor para esta noble y
bella entidad federativa.
Y ojalá el PRD ya deje de
postular en cargos de elección popular a personajes que tengan nexos con el
crimen organizado, para que de esa forma ya no lleguen más Abarcas a una presidencia municipal o al Congreso local. Aunque
bueno, va para todos los partidos.
Estoy de acuerdo en algo
con Beatriz Mojica, sobre todo cuando señala que solamente con trabajo de
inteligencia policiaca que afecte las finanzas del crimen organizado es que se
podrá combatir a los cárteles.
Guerrero requiere en este
momento del esfuerzo de todos y que la clase política deje a un lado sus
intereses partidistas. Es cuanto.
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