domingo, 15 de mayo de 2016

MIRADA INTERIOR Brasil, Argentina y Venezuela ¿Ejemplos para México? ¿Qué hacemos Guillermo Bonfil? Por: Isaías Alaní

ISAIAS ALANIS
A Mauricio Leyva por el premio “Gaviota”

Tenía infinita razón el maestro Guillermo Bonfil Batalla quién nació el 11 de enero de 1935 y murió el 19 de julio de 1991 en la CdMex en un extraño accidente automovilístico. Autor de maravilloso libro: México Profundo (Una civilización negada) (1988) y Utopía y Revolución (1987). Bonfil Batalla enólogo y antropólogo, estudioso del mundo indígena, de los campesinos y sus miserias y que obtuvo galardones y realizó estudios profundos, ensayos, y un mundo de artículos sobre la realidad mexicana y latinoamericana.

A finales de 1970, fue catedrático visitante en el programa de post-graduación en Antropología Social y Museo Nacional de la Universidad Federal de Rio de Janeiro, Brasil. Lo conocí por intermediación de Luis Garza Alejandro, Director de la Dirección General de Promoción Cultural, hoy la trunca Secretarían de Cultura nacional. Fue una mañana en que nos quedamos solo en la sala de juntas de esa dependencia ubicada en Avenida Revolución en la CdMex. Hablamos de muchas cosas, yo no sabía por qué estaba con una joya de la antropología latinoamericana.

En esa primera plática, Bonfil Batalla estaba preparando un proyecto “colchón”, así lo llamaba, para evitar la expansión del imperio, en la frontera con México y cerrar en Brasil, Argentina, Uruguay y los países centroamericanos. Y crear una pinza continental y evitar que los engranes de EEUU corroyeran las estructuras democráticas latinoamericanas y tomaran posesión de la economía, forma de vida y culturas. Probablemente de su estancia en Brasil, le nació la idea de crear esa fortaleza latinoamericana basado en su gran conocimiento de la realidad social. O porque como buen visionario, veía venir la debacle para el continente americano con la supremacía en todos los frentes de los Estados Unidos. Más o menos esa era su tesis inicial.

Después de esa charla informal, siguieron otras y me fui empapando del proyecto de Bonfil Batalla y en el que ya había enrolado a intelectuales y académicos  de los países suramericanos. Él decía que así como el holocausto nazi, la dictaduras gorilas del Cono Sur, no se deberían volver a repetir nunca más en la historia. Y que en América Latina se debería apostarle a la cultura local, regional y transcultural para frenar las garras del imperio gringo.

Paradójicamente la profecía social de Bonfil se cumplió, la presidenta de Brasil, Dilma Rouseeff es depuesta por políticos, empresarios y militares en lo que se llama un golpe de estado terso, y lo primero que hace el presidente interino Michel Temer, que es de temer, es suprimir el ministerio de cultura. En una carta signada por grandes artistas brasileños señalan:  “La cultura es la creación del futuro y la preservación del pasado. Sin la promoción y protección de nuestra cultura, a través de un ministerio que se identifique y dedique a ella, Brasil cerrará las cortinas de un grandioso palco abierto hacia el mundo”.

La fusión de los Ministerios de Cultura y Educación, según los promotores de la iniciativa, pone en riesgo conquistas como “la regulación del derecho de autoría, la legislación sobre varios aspectos de internet, la protección de patrimonio y el apoyo a manifestaciones populares”.

Y curiosamente, los diputados en México aprobaron una ley que castigará a quien injurie por internet a políticos, empresarios, vacas, perros y ratones que viven en la cámara de diputados y senadores. La Ley Federal para condenar los Delitos Informáticos, que entrará en vigor el 1 de junio de este año. Podrá sancionar, encarcelar y poner una multa de hasta de 100 a 200 salarios mínimos y seis años de prisión. En México existen 60 millones de internautas, o sea que cualquiera de nosotros, incluyendo a la prensa podrán ser sancionados, multados o encarcelados. ¿Cuándo los diputados impulsaran una ley que castigue a los tranzas, delincuentes de cuello blanco, senadores corruptos, gánsters y demás abalorios que les cuelgan del cuello a buena parte de la clase política nacional? O al contrario, ¿hasta cuándo la fuerzas democráticas y los jóvenes de México les pondrán un alto a su vesania, ambición y ratería?

El lúcido pensamiento de Bonfil Batalla, esta activo. Es una llama viva. Un escudo para impedir atracos como en Brasil, Argentina y Venezuela, con todo y lo que le inculpen a Nicolás Maduro. El caso de Cuba es aparte.
El de México no es un caso de estudio antropológico, es una tragedia. El imperio controla desde el maíz a los energéticos ante la complacencia del triunvirato de partidos en el poder y sus satélites. Por lo pronto la triada esta integrada por: PRI, PAN, PRD. Y después de las elecciones intermedias de junio, habrá otra tercera fuerza, MORENA. Que ya le empieza a quitar el sueño a intelectuales al servicio de televisa como Enrique Krauze y a una cofradía de vividores del estado mexicano, mordido por el crimen, la corrupción y el abandono de sectores estratégicos como el agro, entregado a las transnacionales, y los energéticos.
La violencia y la falta de gobernabilidad en amplios territorios de la nación, no sólo es preocupante, es una emergencia nacional que los tres niveles de gobierno, ocultan, manipulan o utilizan.

El proyecto del Dr. Bonfil Batalla no fue una locura, fue una osadía revolucionaria. Si en Brasil, lo primero que hace el gobierno interino es darle un garrotazo a la cultura, ¿qué puede esperar a los mexicanos que cuentan con una economía emergente manipulada, teledirigida por el imperio norteamericano y en un país que se desmorona desde dentro en materia de ética política y derechos humanos?
Mientras en México, se vilipendia la cultura por sectores como el panista, ¿con qué herramienta los mexicanos del futuro van a luchar contra las hamburguesas transgénicas contaminadas del imperio? El avance de los gringos es demoledor. Tienen el control, lo saben todo y de paso amenazan al propio presidente de la republica por el ciber terrorismo suscitado en Acapulco el domingo pasado.
¿Que hacemos Guillermo Bonfil?


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