Rodrigo Huerta Pegueros |
En los dos días que lleva
como alcalde de Acapulco, Luis Walton Aburto ha empezado a conocer las ‘tripas’
del monstruo llamado Ayuntamiento y ha iniciado su tarea con la
visita a la corporación que mayor atención debe ponerle si es que quiere en
realidad gobernar con paz y tranquilidad y pueda moverse a su antojo sin los
sobresaltos que produce la presencia de criminales o capos de las drogas que
operan a sus anchas en este territorio y que siguen afectando la imagen
turística de esta ciudad con sus diarias ejecuciones y desplantes que hacen
cotidianamente aún y con la presencia de la policía federal y los elementos del
ejército y la marina que también realizan constantes operativos en diversas
regiones del municipio.
La realidad es bastante
cruda y sobre todo preocupante ya que el alcalde no podrá hacer nada que se
pueda aplaudir porque primero debe conocer a fondo cómo se encuentran las
finanzas, con cuántos recursos humanos y materiales cuenta, cuáles son las
posibilidades que tiene para endeudarse y hasta que montos, sobre todo cuando
existe un desfalco de más de mil millones de pesos según los ediles y quienes
conocen desde hace tiempo los malos manejos en que incurrieron las anteriores
autoridades y quienes deberán ser llamados a aclararlo todo.
Walton Aburto ha conocido de
viva voz y en persona la situación que guarda la Secretaría de Seguridad y
Protección Civil, la cual está imposibilitada para atender las mínimas
responsabilidades que tiene encomendada, como son la prevención del delito, el
tránsito de vehículos y la protección para los habitantes que viven en
situaciones de fragilidad frente a fenómenos naturales que en estas épocas se
presentan con frecuencia y con bastante rudeza.
Solo en esta corporación es
necesario invertir mucho dinero para la compra de equipos de comunicación,
reparar semáforos, poner en funcionamiento las cámaras de seguridad, entregar
equipo y uniforme a los policías y tránsito, sin hablar de los sueldos y
reparaciones u obras que con urgencia se requieren.
También tiene frente así la
urgente depuración de los cuerpos policiacos a fin de que cumplan con la
normatividad federal y que responda puntualmente al exhorto que le hizo durante
su toma de posesión el gobernador, Ángel Aguirre Rivero, pues como se
recordará, el secretario de seguridad del municipio—quien por cierto fue
ratificado—denunció que el crimen organizado había infiltrado la corporación,
la cual, según dice, ha ido depurando poco a poco.
Esperemos que esta
depuración llegue a su fin y que la federación pueda acreditar a todos los
policías y tránsito a fin de que la ciudadanía pueda tener confianza en estos
servidores públicos.
No es pues menor el trabajo
del alcalde, pero sobre todo no será menor el esfuerzo que haga para que sus
colaboradores se pongan a trabajar al mismo ritmo y particularmente deberá
realizar doble esfuerzo para que sus pares, los ediles, responsan de la misma
manera ya que deben saber que reconstruir Acapulco no será nada fácil y se
necesitará de la contribución de todos los ediles, los funcionarios y los
trabajadores burócratas o de confianza, pues el tiempo es el mayor enemigo del bienestar
y desarrollo de cualquier pueblo.
Sabía y lo sabía bien el
alcalde Walton que se iba a enfrentar a verdaderos retos que nunca había
enfrentado, pero eso seguramente le templará para poder demostrarle a propios y
extraños que sabe no solo administrar sino gobernar que es muy distinto.
Por lo pronto, no han dejado
de insistir algunos grupos sociales de la necesidad de que se atiendan sus
demandas, mas sin embargo, tendrán que esperar unos días mas mientras todo
queda debidamente analizado y se procede en consecuencia.
No debe de olvidar el
alcalde las promesas y compromisos que contrajo con la población, quien le
depositó su voto para que las llevara a cabo y que no le temblara la mano para
condenar a quienes desde el ejercicio del servicio público no solo agredieron a
la población sino que le quitaron la posibilidad de vivir mejor, de tener un
nivel de bienestar al que todo ser humano aspira y por lo mismo, a estos malandrines de la política y del
gobierno se les deberá encausar por la vía legal, sea penal o civil o ambas,
para que paguen por los daños causados a la población y al erario público.
Dos días es menos que un
suspiro, pero sabemos ya quiénes serán los que trabajarán con el alcalde y
sabremos pronto de que están hechos y si en realidad responden a las
expectativas o no de la población y los diferentes grupos sociales, pues si
sucede lo contrario, puntualmente debemos señalarlo y advertirle al alcalde
para que no continúen en el puesto, haciendo daño al municipio al que han
protestado servir.
Periodista/Analista
Político*
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