Boca
del Río, Veracruz, 03 de abril de 2013.
Palabras del Lic. Emilio Chuayffet
Chemor, Secretario de Educación Pública, en la Sesión Plenaria del Foro
Nacional “México con Educación de Calidad para Todos”, en el marco de la
Consulta Ciudadana para Integrar el Plan Nacional de Desarrollo, 2013-2018,
celebrado en las instalaciones del World Trade Center de esta entidad.
Lic. Emilio
Chuayffet Chemor: Señor Presidente de la República, señor
Gobernador Constitucional del Estado de Veracruz Llave, compañeros servidores
públicos, señor Presidente del Consejo General para el Fortalecimiento de la
Educación Pública del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación,
distinguidos ponentes de este Foro, señoras y señores:
El
cumplimiento de lo ordenado por el artículo 25 de nuestra Carta Magna nos
reunimos aquí para que la sociedad participe en la elaboración del Plan en los
programas de desarrollo bajo el eje de México con una educación de calidad para
todos.
¿Por
qué en Veracruz? A cuyo gobernador agradecemos la anfitrionía distintiva de
esta tierra y de su gente para la realización de este evento.
Por
muchas razones Veracruz, entre otras por el peso singular que tiene la
formación y evaluación de la educación y la cultura nacionales. Aquí se
abrazaron dos razas que dieron nacimiento a la nuestra, aquí surgió el primer
ayuntamiento como paso inicial, pero significativo de nuestra cultura política;
aquí, en 1781, en Coatepec, don Antonio Matías instaló una pequeña biblioteca a
la que llamó “Curso de Educación e Instrucción Pública”, que comenzó a dar
sentido al programa didáctico.
También
aquí nacieron instituciones formativas que determinaron el desarrollo
pedagógico del país.
Hay
que recordar que a finales del siglo XVIII, cuando la ilustración ya había
secularizado a Europa y comenzaba a hacerlo con América, la educación comenzó a
dejar de ser monárquica y religiosa, para desplegar una conciencia nacional
entendida ésta como comunidad de valores y modos de vida.
Y
fue en Veracruz, como escribe don José Manuel Villalpando, donde se iniciaron
las que después se llamarían escuelas patrióticas.
Un
grupo de criollos, teniendo en cuenta el ejemplo de escuelas ya establecidas en
España y extendidas en La Habana y Guatemala, se propuso la creación de un
centro docente secularizado, sostenido por profesores asociados en el cual se
cultivaba el amor por la tierra en la que se nace, y por los semejantes con los
que se vive, fomentando así la dignidad nacional.
Esta
escuela patriótica netamente veracruzana, era unitaria, elemental e intermedia
y dirigía sus esfuerzos a inculcar un espíritu de servicio a la comunidad, sin
importar el nivel socioeconómico de los alumnos admitiendo algunos de ellos
como exentos de pago.
Ahí,
en las escuelas patrióticas, está el germen del sistema educativo nacional y
muy pronto con el brote del ejemplo, la premonición comenzó a cumplirse.
En
la ciudad de México el capitán Francisco Zúñiga, formó una escuela patriótica
que pronto se diseminó.
Cómo
olvidar que aquí en Veracruz funcionó la escuela Modelo de Orizaba y que en
1886, en Xalapa surgiera la gran Escuela Normal de Enrique Rebsamen.
Cómo
omitir la memoria equivocada por el gobernador de Carlos A. Carrillo y su
contribución a la versión mexicana de la pedagogía, del realismo y finalmente,
cómo pasar por alto que en esta fecha y en este estado, hace 92 años naciera
Jesús Reyes Heroles, quien decía que “en una planeación democrática es la
sociedad la que se planea a sí misma, es la sociedad la que se dicta un plan
que luego deberá cumplir. El Estado –advertía- no se superpone a la sociedad,
por el contrario, surge de ella y al mantenerse en contacto permanente con la
misma hace posible que la sociedad actúe cada vez más en el Estado”.
Planear
la educación de los próximos años, como lo quiere el Presidente Peña, es
impulsar su transformación para construir una sociedad mejor. Tal planeación
requiere una reflexión sobre los logros que hemos obtenido, un análisis sobre
los rezagos persistentes y una proyección realista e idealista por alcanzar
para México una educación de calidad para todos; maestros que enseñen con la
fuerza moral del ejemplo, escuelas dignas y equipadas, tecnologías
contemporáneas para redimir y no para esclavizar al hombre, alumnos bien alimentados
y con derecho pleno a la gratuidad educativa y padres de familia que participen
cada día más en la dinámica del aprendizaje de sus hijos.
Sin
los maestros no hay reforma posible. A los maestros debemos con total gratitud
la gran hazaña educativa de México. Y ahora, gracias a la reforma propuesta por
el Presidente Peña, los maestros se vuelven fortalecidos e íntegramente
protegidos en sus derechos, en los portadores de un futuro del que serán
protagonistas sus propios alumnos.
Una
educación de calidad significa atender e impulsar el desarrollo de las
capacidades y habilidades integrales de cada persona en los ámbitos
intelectual, afectivo, artístico y deportivo, al tiempo que inculcar los
valores por los cuales se defienda la dignidad personal y la de los otros.
El
valor de la educación no sólo radica en la superación del iletrado, sino que
incluso es posible decir que esa acción hace posible la transformación de la
sociedad entera.
Por
ejemplo, la violencia en la comisión de delitos puede prevenirse de cierta
manera en el aula fomentando una cultura de la legalidad que es condición
necesaria para que todos tengan efectivamente oportunidades de mejor nivel de
vida.
Una
educación de calidad también ofrece una palanca para lograr el México
incluyente que apoye el desarrollo de una sociedad productiva.
En
una estrategia de inclusión y bienestar como la Campaña Nacional contra el
Hambre, la Educación es herramienta transversal.
Por
eso, siguiendo las instrucciones del Ejecutivo, las primeras Escuelas de Tiempo
Completo de su gobierno, que incluyen alimentación adecuada para los educandos
se harán realidad en las comunidades de pobreza extrema para resolver a un
tiempo las demandas de calidad y de equidad.
La
Reforma Educativa nos involucra a todos, incluso a los que se oponen a ella. La
Constitución y las leyes marcan el camino a seguir para llevarla a cabo y para
dirimir las diferencias.
Sólo
hay un límite infranqueable, no hay derecho contra el derecho.
El
que argumenta que lucha por la educación violando los derechos de terceros,
carece de razón legal y, más aún, de autoridad moral.
El
derecho a la educación que asiste a nuestros niños no puede seguir siendo
quebrantado lesionando sus posibilidades de un mejor futuro.
Cualquier
problema es soluble si hay disposición de encontrar salidas, pero como siempre,
como diría Juárez, “siempre con la ley en la mano”.
Agradezco
el interés mostrado por todos los que habrán de participar en este espacio de
consulta y por lo miles que ya lo hacen de manera digital.
Nuestra
gratitud por compartir su experiencia y su visión, no sólo la de especialistas
y académicos, sino la de todos los ciudadanos que se expresan. Con una
educación de calidad, como decía el veracruzano Jesús Reyes Heroles, podrá
ofrecérsele al estudiante una ética actuante y junto al deber ser el ser para
formar en cada niño y en cada niña de México un idealista imbuido de firmeza.
Muchas
gracias.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.