martes, 11 de marzo de 2014

MIRADA INTERIOR Los errores de Calderón Los muertos vivos Los retos de EPN Por: Isaías Alanís

Tengo en mi casa a Cleto y ahora donde lo meto  pero como lo dijo ya su señora
murió, murió, murió   -Chava Flores-


Si la épica urbana de la Ciudad de México tiene en el Santo, el enmascarado de Plata a un verdadero beato de los de abajo, también tiene en Chava Flores a uno de sus más sustanciales cronistas. “Cleto el Fufuy sus ojitos cerró…”. Cuyas crónicas cantadas son la fotografía de una ciudad. Y en el imaginario político necrofílico a Felipe Calderón, cuya guerra de exterminio contra los carteles, dejó más de 100 mil muertos, 30 mil desaparecidos, desplazados y daños colaterales cuantiosos, y lo más grave, impolutas las redes de lavado, financiamiento y  protección a capos metidos a funcionarios públicos que ayudan a los narcos. En esta línea de exabruptos y equivocaciones, ante las críticas de todo el mundo conocido y por conocer, Felipe Calderón se montó en un tanque de guerra y coordinó la conflagración contra un enemigo visible. Cayendo una y otra vez en su intento por frenar con la fuerza una red bien ordenada de trasiego, no sólo de drogas, sino de los millones de dólares que este negocio ilícito genera anualmente y que es una cantidad estratosférica.

Y como la estrategia no daba resultados o fue operada para que no los diera, ante la indefensión en que se encontraba el estado de Michoacán y a su capricho por montar en la gubernatura a su hermana, la Cocoa, “el 12 de diciembre de 2010, el gobierno de Felipe Calderón informó que fue abatido Nazario Moreno “El Chayo”, entonces líder de “La Familia Michoacana”. Y el Chayo, al igual que el regreso de las mujeres Vampiras del Santo, o de los muertos vivos, siguió muerto, pero de risa capitaneando el negocio desde la coartada de su propia muerte. Y así como el Cid Campeador, guió a las tropas al triunfo, El Chayo, o el más Loco, bajo el hálito de muerte que el gobierno federal le acomodó, siguió con la fiesta en Michoacán.

Si el Señor de los Cielos, dicen los que saben que no murió, lo mismo le pudo pasar a Lazcano Lazcano, cuyo cuerpo fue robado o a Nacho Coronel. Lo inaudito es que el gobierno federal incurra en esta clase de delitos al falsear la información o por fines triunfalistas dar un golpe mediático ante lo errático o chueco de su estrategia contra la delincuencia. Felipe Calderón Hinojosa, Genaro García Luna, Maricela Morales, Alejandro Poiré y los mandos de la SEDENA y Marina Armada de México, tienen que rendir cuentas al pueblo de México.

Si la actual administración de Peña Nieto, de veras va contra la delincuencia y tienen ya un plan para desarticular las redes de corrupción que permiten la circulación de grandes capitales insertados en la producción nacional y que vienen de la economía ilegal, el presidente tiene que fincarle responsabilidad histórica a Felipe Calderón, no sólo por los miles de muertos, desaparecidos y desplazados, sino también por falsear los hechos con respecto a la eliminación, ojo, no detención de cabezas del narco tráfico.

Si el aseguramiento y detención del Chapo Guzmán y ahora el abatimiento de Nazario Moreno, son dos duros golpes a la delincuencia, el gobierno federal tiene que redoblar los esfuerzos y blindar al país ante el nacimiento de nuevos carteles o sub grupos celulares que va a proliferar ante el desmantelamiento de la unidad, que representaba el cartel de Sinaloa comandado por  el Chapo. Para nadie es un secreto que las principales lavanderías se hayan en empresas establecidas y que gran cantidad de circulante se genera en los bajos mundos de la narco economía. Aunque duela, pero ni modo, México tiene una narco economía solvente, productiva y generadora de empleos. Empleos ensangrentados, pero empleos veloces que cambian de mano como las cartas de la baraja en las manos de un tahúr.

Fueron seis años de mentiras del calderonato, ¿en México, la sociedad le puede pedir cuentas a un ex presidente? Es más, mandarlo al exilio por gandalla y mentiroso. He aquí el comunicado del gobierno federal el día en que supuestamente abatieron al Chayo leído por Alejandro Poiré: “El pasado 9 de diciembre, diversos elementos de información obtenidos durante un operativo desplegado por elementos de la Policía Federal, el Ejército Mexicano y la Marina-Armada de México, coincidieron en señalar que cayó abatido Nazario Moreno González, también conocido como “el Chayo” ó “el Doctor”, principal líder y uno de los fundadores de la organización criminal. Sin duda, el golpe más severo que haya recibido esta organización en toda su historia criminal”.

Ahora que el gobierno federal ha identificado el cadáver del místico muerto vivo, ¿qué sigue? Todo va ser miel sobre hojuelas y se la van a llevar de a muertito con el peso mediático de un gobierno que detiene o abate a los delincuentes. La ruta no es esa. Tampoco la revancha para darle el tiro de gracia al PAN de Calderón que con esto cayó a la lona. De lo que se trata es de seguirle, pero ¿Cómo?

El presidente tiene en sus manos frenar tanta corrupción que se asemilla como pandemia en cualquier nicho emanado de la responsabilidad gubernamental. El Caso de Oceanografía ha llenado océanos de corrupción en tan pocos años, gracias al eje que mueve los hilos del poder desde el poder mismo. Lo que debería ser un estado para la sociedad, se ha convertido en un monstruo para las pequeñas sociedades anónimas de capital variable cuyo centro es ocupado por delincuentes en potencia o que ya lo son. La prueba son doce años de panismo que ha generado una corrupción desmedida, cínica y productiva.


¿Enrique Peña Nieto, es el presidente que va a poner las cartas sobre la mesa, de este país que cada vez más, se nos escapa de las manos y va directo al despeñadero de la historia? Ojalá que sí sea.

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