Rogelio Martínez Faz |
Benito
Pablo Juárez García, a sus doce años de edad el 17 de diciembre de 1818, cuando
todavía no hablaba castellano, al decidir dejar su “nación zapoteca” para irse
a la “ciuda”, Oaxaca, no se hubiera imaginado que llegaría también a la
“Chicago’s Magnificent Mile” en 1999 en forma de estatua de bronce, donde se
dice podría tener un destino incierto.
Su efigie está ubicada en un
lugar y en una ciudad donde la modernidad y los intereses económicos están por
encima de los iconos estadistas y religiosos. La estatua de Juárez luce
magnifica, de cuerpo entero, solemne, con la seriedad que lo caracterizaba,
erguido en medio de un pasaje peatonal público adyacente a la importante
avenida del “shopping” y el “business” en Chicago, la avenida Michigan. Entre
edificios también añejos y remodelados, que por la noche es utilizada por
“homeless” para escapar de la mirada de los transeúntes, los mismos que durante
el día piden limosna sobre la Michigan.
Una influyente asociación de
bienes raíces que se encuentra ubicado en la misma área, planea un proyecto
ambicioso en aras de la modernidad, a un costo que podría ascender a los mil
millones de dólares. Para su efecto, se requiere del pasaje donde se localiza
la figura del Benemérito de las Américas. Conocido como Plaza de las Américas
donde ondean las banderas latinoamericanas alrededor de Juárez.
Según se dice, al modificar
el área también se verían afectados negocios que son parte de la historia de
Chicago, como la Taberna de Billy Goat ubicada en la calle subterránea que
ofrece las famosas e insípidas hamburguesas al grito de "Cheezborger,
cheezborger…” Famoso por ser un lugar a donde recurren artistas, turistas,
políticos y periodistas, por lo que se hizo pública la remodelación.
El proyecto que en sí es
todavía una idea vaga de acuerdo a un artículo publicado en el Chicago Tribune,
se menciona de manera somera que la estatua sería reubicada en un lugar
“prominente” en la remodelación.
En la plaza de las Américas
cada 21 de marzo se lleva a cabo una ceremonia en conmemoración al natalicio
del creador de la frase: "Entre los individuos como entre las naciones, el
respeto al derecho ajeno es la paz”, que organiza la Sociedad Cívica Mexicana
con asistencia consular, algunos oaxaqueños destacados y contados líderes
comunitarios que debido al lugar (donde es caro el estacionamiento) y la fecha
(frío), aunado a la apatía patriótica, las ceremonias resultan un tanto
desoladas.
Durante esas ceremonias
viene a la mente aquello de “lo que el viento le hizo a Juárez” ¡nada! Pero en
‘la ciudad de los vientos’ cuando éstos soplan se muestran los dientes, no de
risa sino de frío. Por lo que se antoja pensar que no debería ni estar tan
escondido como si estuviera evitando las miradas, ni donde pegue el frio tan
fuerte ya que no todos somos como Juárez.
Pero el solo hecho de pensar
en mover la estatua de un símbolo de identidad, que por cierto está mirando
hacia el Este al igual que la estatua de la Libertad en Nueva York, ha
despertado indignación en algunos líderes de la comunidad mexicana. Inquietud
que surge a falta de información por parte de los inversionistas y de las
autoridades, que recae en el alcalde de Chicago, Rahm Emanuel, quien durante su
visita a la Ciudad de México, mientras firmaba acuerdos con su homólogo Miguel
Ángel Mancera, seguramente no le mencionó que a su orgullo patrio le estaban
moviendo el pedestal. Que en el peor de los casos sería deportado a su tierra
de donde salió, algo así como “vas pa’ juárez”.
Alan Riding, autor del libro
Vecinos Distantes; Un Retrato de los Mexicanos, desnuda de pies a cabeza a los
mexicanos. Dice que sacrificamos el progreso y la funcionalidad de una ciudad
por no dañar ruinas prehispánicas. Que se prefiere vivir rascándole al pasado
aunque estorbe, sobre cambios prácticos.
Reacomodar monumentos y
estatuas no es nuevo, pero que surja esta idea en momentos en que la reforma
inmigratoria no progresa y las deportaciones van en aumento, se tocan las
emociones que tienen que ver con la discriminación. Juárez, es refugio que nos
dio trascendencia internacional por lo que no queremos ni que le dé aire.
Aunque no estaría mal que estuviera mirando hacia el Sur de donde proviene su
gente. Y a lo mejor en un lugar que no esté tan céntricamente escondido.
Ayer sábado María D. Amezcua
originaria de Coahuila y con amplia trayectoria dentro de la comunidad mexicana
comentó, con café en mano, adentro de unos de los lugares que podrían ser
afectados con la remodelación que “la importancia radica en la decisión de
reubicar la imagen de un personaje de estatura mundial que dio un ejemplo a la
humanidad de nacionalismo republicano al que se le debe respeto. Sin
consultarlo ni precisar su reubicación, lo cual requirió de acuerdos con
autoridades y la comunidad”, entre las que ella, sostiene, participó con la
idea de la estatua y a la intervención del entonces cónsul Heriberto Galindo.
Lo que podría representar
una falta de consideración e ignorancia al personaje, al derecho ajeno y a la
comunidad inmigrante. Por eso este domingo uno de los activistas más
aguerridos, Luis Pelayo del Concilio Hispano, llevará a cabo una demostración
al pie de la estatua a las 12 del día en la Plaza de las Américas.
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