HÉCTOR DE MAULEÓN |
Cuando el narcotraficante
Ignacio Coronel fue abatido en su residencia de Zapopan por un grupo de élite
del Ejército mexicano, una figura menor del cártel de los hermanos Valencia,
recibió el encargo de reconstruir el grupo que con la muerte del capo había
quedado descabezado. El nombre de ese personaje es Rubén Oseguera Cervantes o
Nemesio Oseguera Ramos. Se le conoce como El Mencho.
Los Valencia se habían
aliado con Coronel en la lucha contra Los Zetas. Pero las cosas iban mal para
ellos. Dos de sus líderes, Óscar Orlando Nava Valencia, El Lobo, y Juan Carlos
Nava Valencia, El Tigre, habían caído en manos de las autoridades en octubre de
2009 y mayo de 2010, respectivamente.
De modo que a la muerte de
Coronel, El Mencho se encontró de pronto al centro de un territorio inmenso, y
con algo que parecía un bastón de mando entre las manos.
Lo favoreció, además, la
suerte: mientras el gobierno desmembraba a Los Zetas, La Familia Michoacana y
Los Templarios, él recogía los restos de los grupos que la ofensiva federal iba
descabezando.
Una ficha de inteligencia
de la Fiscalía General de Jalisco señala que Oseguera ejerció desde el
principio de su encomienda "un liderazgo con un estilo sumamente
violento": trituró a las organizaciones que reclamaban la plaza que
Coronel había dejado vacante y se apoderó del corredor Guadalajara-Colima,
hasta asegurarse el control absoluto del puerto de Manzanillo: toneladas de
cocaína y efedrina procedentes de China, Colombia y diversas regiones de Centro
y Sudamérica.
Para 2014, el grupo
fundado por Oseguera había extendido el radio de sus actividades a otros ocho
estados: Colima, Michoacán, Veracruz, Quintana Roo, Tabasco, Nayarit,
Guanajuato y el estado de México. Para la DEA, dicho grupo, el Cártel Jalisco
Nueva Generación (CJNG), "es el que ha logrado esparcirse con mayor
rapidez y alcanzará los niveles del cártel de Sinaloa".
Reportes del gobierno de
Jalisco, a los que el columnista tuvo acceso, revelan que las exportaciones del
cártel llegan al Lejano Oriente, África y Europa. De acuerdo con la información
consultada "este grupo delictivo se encuentra vinculado a numerosos
aseguramientos de armamento sumamente sofisticado y con gran capacidad
bélica", "ha patrocinado grupos de corte paramilitar en Veracruz,
como Los Matazetas" y está relacionado "con el financiamiento de
autodefensas que combaten a Los Caballeros Templarios en Michoacán".
El cártel "ha
evolucionado y perfeccionado su operación de contrainteligencia, manejando como
estrategia principal agresiones directas a servidores públicos de los tres
niveles de gobierno y ataques a instalaciones vitales de seguridad
pública".
Las autoridades de Jalisco
consideran que el grupo de El Mencho es, en el país, "el cártel con mayor
control territorial en la venta y distribución de droga". Dicho en otras
palabras: el CJNG es el cártel del sexenio.
Información que miembros
de la organización delictiva proporcionaron a las autoridades, señalan que El
Mencho se halla protegido siempre por tres círculos de seguridad: uno formado
por halcones, policías y "estacas ex militares"; otro, equipado con
armamento de grueso calibre, "que opera a través de emboscadas en el
perímetro donde se mueve El Mencho", y uno más formado por escoltas
personales, "ex marines (sic) y ex militares (gafes) altamente entrenados
para realizar operaciones especiales".
Las fichas indican que
entre los operadores de primer nivel de la organización se encuentran los
cuñados de Oseguera, unos hermanos González Valencia, conocidos como Los
Cuinis, encargados del lavado de dinero: "Tienen una vasta cadena de
prestanombres en la zona metropolitana de Guadalajara que ha invertido en
restaurantes, discotecas, bares, farmacias, hoteles, inmobiliarias y casas de
cambio".
Según los reportes, la
información sobre las actividades del CJNG fue turnada desde hace dos años a la
PGR. Una manta colocada el mes pasado en Tijuana indica, sin embargo, que el
grupo ha llegado ya a Baja California: parece que la información no sirvió para
nada.
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