EFRAIN FLORES IGLESIAS |
Cuando le conviene manda
al diablo a las instituciones, pero cuando buscó el registro de Movimiento
Regeneración Nacional (Morena) como instituto político ante el Instituto
Nacional Electoral (INE), no dijo ni pío.
A los cuatro vientos grita
que todos partidos son corruptos, menos Morena; y presume que sólo él tiene la
varita mágica para rescatar al país de la mafia del poder que encabeza Carlos Salinas de Gortari, su villano
favorito
Así es Andrés Manuel López Obrador (el eterno
candidato a la Presidencia de la República), un político autoritario y que
suele victimizarse cada vez que pierde una elección, alegando que le hacen
fraude. En 2006 al ser derrotado por un reducido margen de votos por el panista
Felipe Calderón Hinojosa, ordenó a
sus seguidores bloquear el Paseo de la Reforma de la Ciudad de México, y el 20
de noviembre de 2006 se declaró presidente legítimo.
No
entiende todavía que sus derrotas son producto de su soberbia y desmedida
ambición del poder por el poder.
Con medio mundo se pelea.
¿Así cómo piensa ganar, pues?
En 2012 pregonó que si
ganaba la Presidencia instauraría una “República Amorosa”. Obviamente que
estaba mintiendo. El Peje no es un hombre amoroso. Ni a su familia quiere. Sólo
basta recordar el trato que le dio a su hermano Arturo López Obrador durante la pasada campaña a gobernador en el
estado de Veracruz, quien por no apoyar al abanderado de Morena y sí al del
PRI, inmediatamente lo descalificó, tildándolo de traidor y de convenenciero.
“Los
traidores abundan hasta en la familia…Él (Arturo López Obrador) está por
conveniencia del lado de los corruptos”, acusó.
Es intolerante como lo fue
en su momento el extinto mandatario de Venezuela, Hugo Chávez. A fuerza quiere
que todos piensen igual que él, porque de lo contrario, todos son aliados o
cómplices de la mafia del poder. ¿A poco eso es ser demócrata? Pues no.
No hay ninguna duda de que
sea en este momento el más importante líder de la izquierda mexicana y que en
poco tiempo ha consolidado a su instituto político, igualando casi a su otrora
partido: el PRD.
No
está mal que cuestione a sus adversarios. Está en su papel de hacerlo, ya que
es opositor y le interesa ser presidente. Y, además, las
cosas no están bien que digamos con Enrique
Peña Nieto.
El país enfrenta serios
problemas y escándalos, como por ejemplo, los gasolinazos (incremento del combustible), la depreciación del peso
frente al dólar, la casa blanca de “La Gaviota” (Angélica Rivera), la
inseguridad y el arrodillamiento del presidente Peña ante Donald Trump.
Pero
eso de que López Obrador sea una blanca paloma, es mentira.
Sus seguidores podrán alegar lo que sea. El político tabasqueño también ha sido
factor de desestabilización social en el país. Su alianza con la Coordinadora
Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), es un claro ejemplo.
Los profesores de la CNTE,
como todos sabemos, han provocado disturbios en los estados de Michoacán,
Guerrero, Oaxaca y Chiapas, y han dejado a miles de estudiantes de primaria y
secundaria sin clases. Pero eso sí, son buenos para exigir para que les paguen
puntualmente sus quincenas y que las autoridades se desistan con las denuncias
penales.
De
todos los aspirantes presidenciales para la elección de 2018, es el único que
tiene asegurada la candidatura. No tiene competencia en
Morena, ya que nadie quiere revelarse contra él, pues sería inmediatamente
bloqueado y expulsado de dicho instituto político.
Asimismo, es el único que ha hecho campaña en todo el
país durante más de 15 años. Es la gran ventaja que tiene.
Siempre canta victoria
antes de tiempo. Gran error. Olvida que
del plato a la boca, se cae la sopa.
No
es de demócratas descalificar una elección alegando fraude sin presentar
pruebas contundentes. Para él hay democracia solamente cuando
triunfa. No acepta perder, a pesar de que en un inicio acepta las reglas del
juego.
Sus representantes en los
estados son soberbios también. En lo que si no lo emulan es en sumar adeptos y
llenar plazas. En Guerrero, por ejemplo, Pablo
Amílcar Sandoval Ballesteros sólo se la pasa en restaurantes dando
conferencias de prensa y pelear con los dirigentes del PRD. Así lo hizo en la
pasada campaña de gobernador en la que, por cierto, perdió y ubicó a su partido
en un lejano quinto lugar.
Aunque hay que reconocer
también que en Guerrero hay perredistas que se sumarán al proyecto de Morena;
perredistas que en su momento tuvieron la oportunidad de dirigir a su partido, pero
que carecen de estructura y solamente buscan chamba.
El
PRD tiende más a aliarse con el PAN, siempre y cuando le
garanticen candidaturas en estados donde tienen presencia. Y todo porque López
Obrador los ha mandado varias veces al carajo.
La
Ciudad de México podría ser retenida por el PRD si va en alianza con el PAN,
complicando de esa manera la llegada de Morena al gobierno de la capital del
país.
Luego entonces, el eterno aspirante no la tiene fácil en
2018 como lo quieren hacer creer los voceros de Morena.
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E-mail: efrain_flores_iglesias@hotmail.com;
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Twitter: @efiglesias
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