Rodrigo Huerta Pegueros |
Nadie en este mundo
globalizado está exento de ser sujeto de espionaje, cuantimás los gobiernos y
gobernantes que tienen mucha información importante que aportarles a los
delincuentes o instituciones públicas que realizan estas prácticas ilícitas.
Durante la guerra fría, el
espionaje fue una pieza fundamental entre las potencias—Estados Unidos y la
Unión Soviética-- para conocer no solo sus programas de defensa bélica o de
innovación tecnológica o los experimentos que realizaban para lograr la conquista
del espacio exterior, si no también conocer los movimientos del futuro
inmediato para la expansión territorial y el impacto ideológico-político para
convertirse en en líderes mundiales.
Como todos los sabemos,
después de que concluyó la guerra fría y que los Estados Unidos se alzaran con
la victoria y convertirse en el imperio invencible, el espionaje continuó ejerciéndose
pero en forma diferente, pues entró en funcionamiento la tecnología avanzada
apoyada por la internet y el uso de los satélites para enviar y recibir
información privilegiada.
Terminaba la era de James
Bond.
No existió y no existe hasta
ahora una legislación a nivel internacional que pueda frenar esta práctica
ilegal pero común y solo se combate cuando se filtran informaciones al respecto
por parte de personas que han tenido o tienen posibilidades de acceso a esas
fuentes de información de alto privilegio como podrían ser, en los últimos
tiempos, los descubrimientos y denuncias entregadas a los medios de comunicación
como es el caso de WikiLeaks o los mas recientes entregados por Edward Snowden,
un consultor tecnológico estadounidense que abrió de par en par la cloaca
existente en el gobierno de los Estados Unidos y que ha colocado en una
posición más que incómoda al presidente Barack Obama.
Los mensajes revelados por
Wikileaks fueron en sí información privilegiada de lo que ocurría en el
departamento de Estado y la diplomacia internacional en donde más de un
embajador y un presidente de la República salieron mal parados y
particularmente los funcionarios del primer nivel de Estados Unidos de dicha
dependencia tuvieron que ser removidos de sus cargos y otros expulsados por sus
expresiones y actuaciones contrarias al derechos internacional y a sus
funciones específicas en las naciones donde despachaban.
Lo peor estaba por venir.
Un consultor de inteligencia
de los Estados Unidos afectado por el descubrimiento hecho, reveló las
prácticas indebidas del imperio y puso en el banqudillo de los acusados a las
agencias de inteligencia que espiaban al igual que a enemigos como amigos o
aliados.
Los últimos días hemos sido
testigos de que los Estados Unidos nuevamente vuelve a recordarle al mundo que
ellos no tienen amigos sino intereses y por lo tanto actúan tal cual sin
importar afectar a propios o extraños o sea amigos o enemigos.
No solo espían a gente
involucrada en actos ilegales o terroristas o que podrían atentar contra los
intereses norteamericanos sino que también espían a los aliados como los
gobernantes de México o Brasil o como los aliados europeos como Francia o
Alemania, para citar solo a los mas importantes de estas dos áreas.
La excusoa de los
norteamericanos es que las agencias de seguridad e inteligencia realizan
espionaje a discreción sin importar a quien llegan a afectar.
Los mexicanos, los
brasileños, los franceses y los alemanes—gobernantes—no comparten la idea y han
solicitado investigar a fondo estas prácticas nocivas y frenarlas antes de que
otra cosa pase y se afecten las relaciones bilaterales de cada nación
involucrada.
Al igual que Fox, los
norteamericanos son tan cínicos que solo han declarado que esta práctica es
histórica y que quien nada debe nada debe temer.
El caso es que están
realizando una acción injustificada e ilegal y ese es el caso.
Fox nuevamente vuelve a
declararse pro norteamericano y nada le importa lo que hagan los del norte y
todo lo justifica. Algo le sabrán y por eso esta docilidad. No así el caso del
ex presidente Felipe Calderón o del ahora presidente de la República, Enrique
Peña Nieto.
De no frenarse la praxis del
espionaje de parte de Estados Unidos podemos regresar a los tiempos de la
guerra fría en donde todos deben de practicar el espionaje o encripatar aún más
sus documentos de Estado y hablar a través de medios especialmente habilitados
para ellos y asi protegerse de cualquier intención de intervenirlos o
infiltrarlos como sucede hoy día.
Hoy el Big Brother está mas
activo que nunca.
El terror que sufren a
partir del 2001 no ha logrado ser superado.
Lástima por el imperio, tan
poderoso y tan apanicados.
Periodista/Analista Político*
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