Rogelio Martinez Faz |
Hollywood además de ser la industria cinematográfica más importante del mundo, es la más influyente en crear imagen o estereotipos. A los latinos, en particular los mexicanos en Estados Unidos, nos han exhibido como a uno de los sectores sociales más jodidos económica y socialmente. Nos dan los repartos de delincuentes o “gangeros”. O de campesinos, jardineros o mucamas: es decir, corrupción, pobreza y falta de educación. Fantasmas de la reforma inmigratoria.
Los actores latinos que han participado en películas estadounidenses, en su mayoría hacen papeles con imagen negativa o denigrante, como parte del escenario y no de la trama.
En México, las películas de la Época de Oro a mediados del siglo pasado, dejaron de serlo por varias razones. Una muy importante fue la intervención del gobierno en la industria que le dio apoyo a supuestos cineastas que hicieron del oro “churros”. Con películas imitando a vaqueros del viejo oeste americano; de albures mexicanos con doble sentido; de ficheras; hasta llegar a las narco películas. Que hicieron mella en las nuevas generaciones.
Ahora hay una esperanza con las nuevas películas “mexicanas”: “Instructions Not Included” y “Pulling Strings”, que entran al mercado de habla inglesa o bilingüe para satisfacer una demanda que se vea reflejada en taquilla. Pero además y de acuerdo con las declaraciones de los protagonistas –Eugenio Derbez y Jaime Camil- su meta también incluye salir de la mediocridad de la industria y cambiar la percepción de los latinos en el extranjero.
Con lo que se podría pensar en un renacimiento del cine mexicano o latino para dejar atrás el estereotipo que difundió Hollywood, que tampoco podemos decir está tan errado.
Que consiste en demostrar talento y humor sin groserías ni violencia. Componentes bien arraigadas en la mentalidad del mexicano. Desde la Época de oro que promovió la imagen del macho borrachón, cantando bajo un balcón con botella en mano, lloriqueando y gritando sus lamentos amorosos por la calle. Conducta que prevalece en gran parte de los paisanos que llegamos al extranjero dando material a Hollywood para que haga sátira sobre nosotros.
Las películas de Derbez y Camil si acaso darán un giro a favor, pero dentro del género comedia-drama, rosando la comicidad en una especie de "overly dramatic” telenovela. Poco ayuda en mejorar la imagen del “mexican curious”.
Repartos que muestran al paisano perdido en el laberinto de su existencia, inestabilidad emocional, económica y distorsión cultural. Personajes que se prestan para que se rían de ellos o dar lástima, que al final demuestran salir avante frente a la adversidad para satisfacción del público. Su suerte depende más de la improvisación que de un futuro planificado y real.
Y eso lo saben los empresarios de Hollywood como Jim McNamara presidente y Paul Presburger director ejecutivo de Pantelion Films que, junto con Televisa, crean este género de cine. Con un mercado que representa el 25% de la audiencia estadounidense, más la taquilla en los países de habla hispana. Y lo que parece a simple vista un avance, confirma que todavía falta mucho por cambiar en la mente de los productores y actores para lograr un cambio sustancial en la formación y abuso de los estereotipos, que de segundones pasamos a ser protagonistas.
Juegan con el espectador reprimido social que quiere ser tomado en cuenta, del cuate controvertido, cotorro, del vagabundo buena onda y la persecución. Que vive de las vivencias espontaneas, golpes de la vida, juego de palabras, conflictos con la autoridad, secuencia de gags. Olvidándose del mexicano moderno, formal, responsable, ordenado, consciente de su compromiso con la sociedad, con la que también se puede hacer comedia.
El lanzamiento de las películas coincide con las marchas de este pasado 5 de octubre por todo EU por una reforma inmigratoria con Dignidad y Respeto. Dentro de las cuales y más allá de los discursos que siempre oímos, se escucharon palabras que hay que considerar en serio en un suburbio de Chicago, Melrose Park, en voz de Sergio Suárez de la Federación Jalisciense.
Que dijo “pedimos una reforma migratoria porque en Melrose Park la comunidad inmigrante es trabajadora, que no pide tarjetas ‘link’ (ayuda pública para alimentos), que se integra a la sociedad respetando las regulaciones de la ciudad y colabora con las autoridades, por eso nos merecemos una reforma migratoria ¡The time is now!”.
Instrucciones que no están incluidas en el manual de la reforma, pero hay que jalar porque pueden cambiar la percepción del inmigrante sucio, ventajoso o flojo que vive a la suerte de Dios.
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