Rodrigo Huerta Pegueros |
La ayuda para los damnificados
en el estado de Guerrero ha llegado en forma inmediata para los principales
centros de población pero existen infinidad de comunidades rurales y serranas
que todavía no han logrado ser atendidos en su emergencia por nadie y esto lo
hemos logrado conocer a través de las múltiples denuncias que se han realizado
a través de las redes sociales y los medios tradicionales de comunicación.
La tragedia que se vive en
esta entidad es grave y va para largo.
Apenas han transcurrido diez
días de lo sucedido con la tormenta Manuel y no se ve para cuando se podrá
regresar a la normalidad ni siquiera en el puerto de Acapulco donde la
población sigue esperando el auxilio de las autoridades de los tres niveles de
gobierno.
La población civil que ha
logrado salir bien librada de este trágico acontecimiento ha dirigido su fuerza
y energía para ayudar a los que están en desgracia y otros tantos han realizado
puntuales señalamientos respecto a la forma como algunos líderes políticos o
connotados personajes de la vida política local solo han dedicado esfuerzos
mínimos para sacarse la fotografía y publicitarse a fin de que quede testimonio
de que estuvieron atendiendo la emergencia cuando en si lo que han tratado de
hacer es el mas ruin y vil oportunismo político a costa del desastre.
Solo basta revisar los
medios de comunicación impresos de la entidad y podremos encontrarnos con estos
sujetos que no vale la pena mencionarlos sino que deben ser en su momento
castigados por la propia ciudadanía que hoy vive los estragos del fenómeno
meterológico.
Hasta el propio presidente
de la República, Enrique Peña Nieto ha dicho públicamente que no se entregarán
las ayudas sin ton ni son y que se revisará casa por casa las destrucciones que
sufrieron los habitantes para que en esa medida sea la solidaridad que se les
preste de inmediato y a mediano y largo plazo.
Esta actitud presidencial no
es otra cosa mas que la forma de responder al clamor popular de que no se deje
la ayuda y solidaridad nacional en manos de las autoridades locales ya que tradicionalmente
se ha visto que estos utilizan estas ayudas como métodos para hacer
proselitismo político como ha sucedido ya con varios presidentes municipales y
lideres políticos que han sido desenmascarados por los ciudadanos que reclaman
el auxilio y la ayuda inmediata para poder sobrevivir la hecatombe que
padecieron y continúan padeciendo.
Sobran los que claman
reconocimiento para las autoridades por el trabajo que han realizado en estos
días de la tragedia como si no fuese su responsabilidad el hacer lo que
hicieron y siguen haciendo.
La desconfianza que existe
entre las propias autoridades federales con las del estado y algunos municipios
no se ha hecho esperar y se ha traducido en las nuevas estrategias para
distribuir los alimentos y enseres que el gobierno y los ciudadanos han enviado
a las ciudades y comunidades colapsadas.
Habrá que destacar la labor
que han realizado los medios de comunicación a nivel nacional para hacer una
intensa campaña a favor de nuestra entidad y otras en similar situación, pero
esta forma de actuar no la hemos constatado en los medios locales de
comunicación, quienes debieron servir en forma gratuita a todo ciudadano que
demande auxilio o abrir sus páginas de par en par sin costo alguno para que las
instituciones difundan los lugares donde se entregan las ayudas y auxilios en
las ciudades y comunidades y con ello coadyuvar para no agravar aún más las
finanzas locales.
Los anuncios que se han
hecho respecto a Acapulco, dejan mucho que desear, pues si bien es cierto que
ninguna hospedería resultó dañada por estos lamentables acontecimientos naturales, los ciudadanos no pueden actuar como si nada hubiese pasado ya que no
solo han perdido viviendas sino también seres queridos y los más tienen serios
problemas para trasladarse por las calles y avenidas que se encuentran averiadas
y los servicios públicos como por ejemplo el del agua potable no se ha
restablecido en más de un 60 por ciento del territorio, lo cual se traduce en
una problemática que tienen que enfrentar diariamente los trabajadores de
Acapulco, quienes en su mayoría viven en la periferia de la ciudad donde
mayores daños causó el meteoro Manuel.
Acapulco podrá estar en pie
pero hay que decirlo, solo la porción hotelera.
No seamos egoístas y no
hablemos en plural cuando hay que hacerlo en singular.
Ofrecer el puerto como una
ciudad intacta es engañoso ya que si antes por cuestiones de seguridad no se
podía salir a pasear por las noches en la ciudad, ahora menos se puede hacer
cuando las calles y avenías se encuentran en situaciones deplorables y mucha
gente se ha quedado sin nada puede provocar brotes de delincuencia común.
Hay que darle tiempo al
tiempo.
Noi se pueden echar cohetes
al aire cuando todavía sigue lloviendo y siguen siendo los fenómenos
meterológicos una amenaza contantes para este puerto turístico.
La ayuda deberá seguir
fluyendo.
Las autoridades no pueden
darse el lujo de hacer otra cosa mas que atender esta emergencia que no ha
pasado y mucho menos para las zonas serranas en la tierra caliente, en la
región de la montaña y en las dos costas.
Ahora es cuando se puede
admirar el trabajo que realiza a favor de la población al ejército mexicano y
las demás fuerzas federales. ¡
¿Que hubiese pasado sin la
ayuda de nuestros cuerpos castrenses?
La ayuda demanda solidaridad
y demanda responsabilidad y no la intromisión irresponsable de políticos o
líderes oportunistas.
A estos habrá que abrirles
en su momento un juicio popular.
Periodista/Analista
Político*
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