domingo, 22 de septiembre de 2013

Entresemana ¿Nueva alianza? Moisés Sánchez Limón

A Yazz y Max en su cumpleaños…

La derecha en México ha disfrutado de las mieles del poder. Incluso, se puso al frente de la revuelta contra Porfirio Díaz y, asociada con los generales de esos días, aprovechó corrientes radicales socialistas y anarquistas para asumir el poder.

¿Y la izquierda? Salvo el del general Lázaro Cárdenas del Río, su mejor logro fue echar del escenario patrio al caudillismo de Plutarco Elías Calles y el coqueteo anarquista de Álvaro Obregón, no ha habido un gobierno, ni siquiera estatal, que pueda asumirse, en el México contemporáneo, de izquierda.

¿Fue de izquierda el de Cuauhtémoc Cárdenas en el Distrito Federal? ¿Tuvo esa visión el interinato de Rosario Robles Berlanga? ¿Andrés Manuel gobernó con el libro rojo de Mao y los fundamentos de El Capital de Carlos Marx? Ninguno se acordó, siquiera, de Felipe Carrillo Puerto y mucho menos de las lecciones del general Francisco J. Mújica, quienes no invocaron socialismo ni presumieron populismo porque simplemente procedieron como su conciencia de clase les indicó.

¿Por qué no ha podido llegar la izquierda al máximo cargo de elección popular en México, es decir, la Presidencia de la República?
Simple y sencillamente porque de tanta democracia que presumen se tornan intolerantes, excluyentes. Se asumen promotores del bien común y enriquecen haciendas personales amén de privilegiar el bandidaje de sus seguidores, amigos, compadres y recomendados en cargos de medio pelo, con un nivel de ladrillo de poder.
El Distrito Federal con Cuauhtémoc, Andrés Manuel y Marcelo, como ahora el estado de Oaxaca con Gabino y, en su momento, el de Chiapas con Juan Sabines Guerrero, con gobiernos de ascendencia perredista, son ejemplos de esa praxis.
Y cuando por ahí, en el PRD, se da pauta para dejar atrás la imagen de intolerante, del todo o nada, beligerante y manejado por fundamentalistas, entonces los que se dicen de izquierda se rasgan vestimentas y descalifican a sus dirigentes. Por ahí los senadores Manuel Camacho Solís y Dolores Padierna en la descalificación del nuevo grupo dirigente perredista, al que acusan de echarse a los brazos del PRI-Gobierno, como si el dialogar y proponer implicara venderse y arriar banderas.

El PRD se quedará atorado en el dintel de acceso a la Presidencia de la República, sin un candidato que logre unificar el criterio de una izquierda moderna y propositiva.

Algo similar ocurre en el Partido Nueva Alianza, cuya nacencia fue sustentada por dineros del SNTE para convertirse en un partido opositor al PRI. Pero, defenestrada y encarcelada, la maestra Elba Esther Gordillo pierde el poder a trasmano. La senadora Mónica Arriola Gordillo, su hija, renunció a la secretaría General del PANAL; aduce que lo hizo para no ser factor de división en este instituto político.  Lo que es absolutamente cierto.

Margen aparte de otros motivos de índole familiar, es evidente el interés de despojar al PANAL de cualquier influencia en las decisiones partidistas porque su dirigencia ha sido llamada a otras alianzas, éstas con el gobierno. En su momento el Partido Verde Ecologista de México hizo las veces de una oposición inteligente y bien intencionada contra el PRI, luego se sumó a éste y hoy es, indudablemente, satélite de las decisiones tricolores. Legislativamente no se ha opuesto a una sola. Y el PANAL ha transitado en senderos similares. Murió la Reina, ¡Viva el Rey Luis I! La nueva alianza. Conste.

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