Circula un video en YouTube, en el que una joven increpa al presidente Enrique Peña Nieto, en una de estas visitas que ha realizado a la zona de Costa Grande, en el estado de Guerrero, para atender la emergencia de miles de damnificados por las lluvias provocadas por la tormenta tropical “Manuel”.
El desaguisado ocurre en Coyuca de Catalán. En la imagen del video, al fondo se observan destrozos dejados por la crecida del río, aunque éste ya apaciguado. Camina el Presidente junto con algunos funcionarios cuando, como si obedeciera a una orden, la voz de la muchacha se alza en contra del mandatario. Aparece en primer plano un celular que hace las veces de cámara de video; hay varias con ese fin. El audio es nítido.
--¡Ladrón! ¡Vende patrias! ¡Pemex no se vende! ¡Pemex no se vende! ¡Ladrón!
Por ahí otra voz femenina pregunta: ¿Es verdad que se equivocó y dijo Coyuca de Benítez en lugar de Coyuca de Catalán?
Nadie le responde y a cuadro aparecen dos jóvenes más. Piden dejar a la chica que increpa al Presidente, se escucha una referencia a la libertad de expresión. Es evidente la presencia de elementos del Estado Mayor Presidencial que buscan tranquilizar a la chica que, a decir verdad, más pareciera que desquita una impotencia personal de botepronto.
--Ahorita avanzamos, ahorita avanzamos—acota sin estridencias quien al parecer es miembro de la seguridad presidencial.
--Esto se va a yutub—refiere una tercera voz, ésta de un joven de playera blanca y relojazo en la siniestra que forma parte de ese grupo de jóvenes sin traza de damnificados, mas si de jóvenes de buena posición social, conforme a sus vestimentas y presencia.
--¿Por qué lo defienden? Les está robando el futuro de sus hijos… la educación—grita insistente la joven cuando uno de sus compañeros la abraza por la cintura y pretende retirarla del paso de la comitiva presidencial.
--¡Ladrones!—grita la joven de blusa color azul eléctrico y cabello recogido en chongo.
Luego, el muchacho del reloj de marca sonríe y presume: “Peña no se fue limpio de aquí de Coyuca de Catalán”.
¿Se vale treparse a una desgracia social para hacer campaña a favor de quienes se oponen a las reformas energética y educativa? Se dirá que no es oportunismo; y sin duda los heraldos de esa dizque izquierda salvadora de la patria elevarán protestas, descalificaciones y mentadas de madre contra quienes no comulgamos con su forma, singular y estridente, de protestar. ¿Vender a Pemex? ¿Cuál es la parte que me escrituraron y cuándo? ¿Salvar el empleo de maestros? ¿Cuáles? ¿Estos que heredaron la plaza y se niegan a capacitarse y presentar exámenes?
A la postura de esta joven y sus acompañantes ya les salieron aplaudidores. A ella le dan la altura de una heroína, porque dizque tuvo agallas para increpar al Presidente. Se vale, sin duda, y cada ciudadano tienen la libertad de gritar sus inconformidades. Y Peña Nieto, como cualquier gobernante, sabe que está expuesto a esta y otro tipo de expresiones, incluso de éstos intelectuales de solapa de libros contratados para la sedicente crítica en las televisoras, o los autodenominados anarquistas.
No, no es ésta una defensa a ultranza. Peña Nieto tiene, y bien pagados y maiceados, a quienes lo defienden; él se defiende. El punto es que hoy Peña Nieto enfrenta la consecuencia de la corrupción que ha cabalgado, desde hace rato, en el sistema político nacional.
Licencias de construcción en zonas de humedales, venta de plazas de maestro en Oaxaca y Guerrero; autodefensas ciudadanas donde alcaldes son aliados de criminales y los gobernadores se han hecho de la vista gorda. Es como engañar con el descubrimiento del hilo negro. ¿Dónde están los responsables de las desgracias sociales? En cargos de elección popular y en el sector público, son tricolores, azules y amarillos. Y tienen nombres y apellidos y carecen de rubor. Digo
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