Isaias Alanis Trujillo |
Por:
Isaías Alanís
Estaba Arnulfo
sentado
y en eso pasó un
rural:
oiga amigo, qué
me ve,
la vista es muy
natural.
El rural muy enojado
en la cara le
pegó,
con su pistola en
la mano
con la muerte lo
amagó.
Arnulfo se
levantó
llamándole la
atención:
oiga amigo, no se
vaya,
falta mi
contestación…
CORRIDO DE
ARNULFO GONZÁLEZ, D.P.
En el México prehispánico existían leyes
contra el crimen, el robo la prostitución y el uso de bebidas fuera de lo
reglamentado por el calendario sagrado, muy severas. Actualmente en estados
como Oaxaca, Chiapas y Guerrero esa norma sigue vigente en como unidades
aisladas y en pueblos importantes. Durante la época colonial, el militarismo a
la vieja usanza europea campeo en todo ese periodo, teniendo un ejemplo de lo
que en términos modernos podríamos llamar como un cuerpo policiaco establecido
en lo que fueron las guardias nocturnas, cuyo objetivo era la prevención del
crimen. Sin embargo, esto sólo era posible en los centros urbanos como
México-Tenochtitlan. Fernández de Lizardo e innumerables cronistas dan ejemplos
espeluznantes del modus operandi de
estas guardias nocturnas, casi nunca apegadas a la ley.
Durante el periodo de la reforma, ante
la inestabilidad, ingobernabilidad en los territorios del México de entonces,
la inseguridad no era tanto como lo es ahora, pero ese pretexto le sirvió a
Benito Juárez para crear en 1861 el Cuerpo de Policía Rural, como una
institución dependiente de la entonces Secretaría de Gobernación. Como lo
narran corridos, crónicas, estos cuerpos que a veces actuaban como paramilitares
y otras como guardianes del orden, durante la intervención francesa fueron
incorporados al ejército para combatir a los franceses apestosos a queso
gruyere.
El que les dio gran auge a los rurales,
fue don Porfirio, tenía su pequeño ejército bajo su mando. Este grupo se
transformó en cuerpo de elite represivo de movimientos sociales, el mátelos en
caliente es una prueba de la efectividad de estos rurales, la ley fuga. Casi
siempre eran comandados por un general de carrera, sin embargo, los métodos
eran en ocasiones salvajes. Como los practicados hoy en día a pesar de la existencia de los derechos
humanos por el general Carlos Bibiano
Villa Castillo director de la policía de Torreón: "Para
rescatar Torreón hay que meterle huevos. El personal militar está adiestrado
para el combate. No se raja. Hemos tenido civiles que a la hora de los
chingadazos se les frunce. Antes aquí correteaban a los policías, ahora ni
madres, los correteamos a ellos y donde los alcanzamos los matamos. Aquí hay
que romperle la madre al cabrón que ande mal…” (La Jornada/13 de marzo de 2011).
Los famosos rurales, además de
exterminar maleantes, brindaban protección a millonarios e inversionistas
mexicanos y extranjeros. A trenes y diligencias, a casas de citas y de
funcionarios. Reprimían cualquier levantamiento de orden social. Fueron temidos
y odiados. Los rurales fueron testigos y
actores de reparto del proceso civilizatorio fundado en la barbarie, la
represión y la muerte.
Curiosamente, el asesinato de Madero y
Pino Suárez, planeado por un cónsul norteamericano, fue ejecutado por un cuerpo
de rurales al mando del jefe rural de nombre Francisco Cárdenas.
Disuelto este cuerpo en 1914, en algunas
ciudades del país siguieron existiendo y se auto llamaron “Cuerpos de Defensa
Civil” y estuvieron bajo el mando de los gobiernos de los estados hasta 1947.
En Morelos Mario Olea fue el terror de los campesinos.
Los rurales siguieron existiendo al
garete y bajo el mecenazgo de hacendados y ricos de las regiones, durante las
guerras subsiguientes como la cristera y las matanzas internas de los caudillos
de la revolución. Y al convertirse en grupos que se hacían justicia por propia
mano, por indicaciones o por así convenir a sus intereses de pillaje y
protección a determinadas personas acaudaladas, el gobierno de la republica
logró incorporarlos y ponerlos bajo la égida del ejército mexicano bajo el
manto de la Ley Orgánica de 1926, que se amplía posteriormente a las reformas
de 1947 y 1955.
“La Ley Orgánica del Ejército y la
Fuerza Aérea Mexicanos, en su capítulo III marca la existencia de los Cuerpos
de Defensa Rurales, que también está dotado de un Reglamento de Organización y
Funcionamiento de las Fuerzas Rurales…” Es hasta el 21 de marzo de 1964, que se
expide el instructivo para la Organización, Funcionamiento y Empleo de los
Cuerpos de Auto defensa de la SEDENA. Lo interesante es que desde siempre y
posteriormente a su oficialización, estos cuerpos deben ser formados por campesinos de los núcleos
agrarios de su región o demarcación. Y están amparados por las leyes y bajo el
mando de un militar. En la actualidad la mayoría son voluntarios. En1970 existían
120,000 y al llegar a 1996, sólo 14,000.
En Guerrero, tras el surgimiento de
policías comunitarias y sistemas de auto defensa, el gobierno federal hace
hincapié en que la violencia es sistemática en la entidad y que podría haber
fuerzas oscuras que las mueven y también un hambre de justicia. Valdría la pena
revisar el decreto de 2011 donde se crea la ley 701, de Reconocimiento, Derechos
y Cultura de los Pueblos y Comunidades Indígenas del estado de Guerrero, y
hacer un ejercicio sobre la importancia de la creación de una policía “rural
profesional”
bajo los lineamientos que existen para su creación, cuidando el reclamo y temor
de las poblaciones rurales de Guerrero al ejército, al que ven no como a un
aliado, sino como a un represor, ya que esos cuerpos, dependerán del gobierno
federal, el estado, presidencias municipales de acuerdo a lo establecido por la
sedena para el funcionamiento de esta policía rural. Su jurisdicción y área de
influencia, portación de armas, entrenamiento y reglamento interno y su
dependencia de la región militar donde se hallen. En suma, la policía rural es
un instrumento que el gobierno federal pone en comunidades de difícil acceso
para la prevención del delito y no para hacerse justicia, se supone que los
tiempos de los temidos y famosos rurales de crónicas, libros y corridos, ya
pasaron. En otros estados se creó la policía rural como Tamaulipas y Morelos, actualmente
desaparecida.
Lo que llama la atención es la
iniciativa enviada por el gobernador Ángel Aguirre Rivero al congreso para
crear la policía rural, que no dependerá de la SEDENA sino del “Sistema Estatal
de Seguridad Pública, tendrá carácter operativo y permanente en materia de
seguridad pública estatal, en aquellos municipios o localidades en los que, por
consenso social, hayan creado sus propios cuerpos de policía. Sus integrantes
deberán ser elegidos en asambleas con, al menos, el 75 por ciento de la
votación favorable a los ciudadanos de la comunidad, quienes en primera
instancia deberán evaluarse para su ingreso, y aprobar los exámenes de
confianza, en los términos de la legislación federal y estatal aplicable, y de
acuerdo con los lineamientos del Sistema Nacional de Seguridad Pública, y una
vez que hayan cubierto esa etapa, deberán someterse a un periodo de
capacitación en diferentes materias…” (Comunicado
de prensa del gobierno de Guerrero).
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