miércoles, 6 de julio de 2016

MIRADA INTERIOR LA DESTRUCCIÓN DE MÉXICO 2 Por Isaias Alanís

ISAIAS ALANIS
La segunda oleada de la destrucción de México, llegó siglos después con la omnipotencia del partido de estado (PRI) y sus sectores que durante los primeros años de la post revolución implementó una política social respetable. Y por el otro la erosión democrática y el nacimiento de las complicidades entre gobernantes, diputados, senadores y grupos empresariales y una dependencia económica de los Estados Unidos, y en menor escala de otros países, convirtió a la nación en un ente vertical donde  todo emana del partido de estado y del presidencialismo, una prueba de hoy es la sumatoria de los senadores para echar abajo la ley 3 de 3 por instrucción presidencial. El amarre de este pacto por México sumó a segmentos de la izquierda diluida en comparsa, y la derecha convencida de que al avalar las complicidades, volverán a la presidencia ante la debilidad de los tres mosqueteros quemados; Nuño, Osorio y Meade.

El presidencialismo al estilo de un Huey tlatoani mexica y un virrey peninsular, concentró tanto poder que vulneró el camino hacia una democracia, un ejemplo la expropiación petrolera levantó ánimos nacionalistas que perviven hasta hoy.
Se lograron grandes avances en seguridad social, agricultura, electrificación, educación, ferrocarriles, agricultura, sistema carretero y centros fabriles como DM Nacional. Sin embargo, la proclividad de las tres mascaras del mexicano, lo orillaron por comodidad a plegarse al imperio norteamericano que fue creando una nación dependiente y sojuzgada ante los embates expansionistas de los gringos; desde Santa Anna al robarse más de la mitad del territorio nacional y plantar la bandera de las barras y las estrellas en el Castillo de Chapultepec, y sus fuerzas militares bombardearon Tampico y Veracruz.

Bernal Díaz del Castillo en su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, escrita en el otoño de su vida, da cuenta de la grandeza de México-Tenochtitlan;  de su organización religiosa, social, militar, comercial, de vida cotidiana y la belleza “monstruosa” de su religión. A sus ochenta años, Bernal reconoce que los españoles impulsados por un espíritu religioso destruyeron la cultura de la gran metrópoli azteca.

Hoy esa reflexión es tan vieja y actual como las instituciones del México moderno. Si bien el Tratado de Libre Comercio fue diseñado para devastar la economía nacional e impulsar desde una plataforma neoliberal la dependencia de México de EU, hubo poca resistencia ante esta medida. Los fondos inauditables de PRONASOL, cegaron a la base popular de México. El proyecto salinista iba más allá, al intentar desmantelar el partido de estado, sus sectores y crear una “organización” cuasi “maoísta” con el Movimiento Popular Territorial, abruptamente segado por la detención de su hermano Raúl Salinas por lavado de dinero y la presunta participación en el asesinato de su cuñado José Francisco Ruiz Massieu, padre de la actual Secretaria de Relaciones Exteriores,  que orilló a CS a un exilio sobre algodones.

Bernal en su relato, toca centros telúricos de nuestro tiempo. Habla de los sacrificios humanos como una perversión del diablo, hoy, esa licencia es cotidiana, son miles de muertos por la guerra de Calderón con mas de 125 mil ejecutados,  miles de desaparecidos y cuya esposa pretende convertirse en presidenta de México con la “ayuda y fortaleza de su marido” y del alicaído EPN, tal y como lo reseñó El Universal e incubar una alternancia de terciopelo.

Hoy los “huichilobos y cúes” han reencarnado en la nueva escatología lingüística nacional, ya no hay diferencia entre la Tuta y el Bronco, El Rojo y la Coyota; el diputado Costales y Ebrard; el JB y Javier Duarte; El Lazca y la “China Poblana”;  La Barbie y Tomás Yarrington; el Cartel Jalisco Nueva Generación y COPARMEX; El “Americano” y Alfredo Castillo; Quetzalcóatl y el Señor Santiago. Vivimos en un México de motes, no de nombres.

La nación expoliada y escandalizada, ha cambiado oro por cuentas de vidrio a pesar del impacto de la primera destrucción bajo la espada española.
De escandalo en escandalo se agota el tiempo para la reconstrucción de la nación. Apenas termina uno, encuentran o provocan otro. De la casa de Axayácatl donde mataron a Moctezuma  a la Casa Blanca solo hay un delgado hilo que se llama avaricia y corrupción.

Si las leyes de Indias signadas el 18 de mayo de 1680 durante el reinado de Carlos II constituyeron una amalgama del corpus legal español para regular las colonias del imperio ibérico bajo su bota, las reformas estructurales de EPN y los dueños de México, tienen esa misma directriz. Esta erosión cruel del país, posee un epinicio común, las reformas realizadas a contra pelo de la constitución con Miguel de la Madrid y Salinas de Gortari desmantelaron la infraestructura mexicana con impunidad y las uñas metidas en las ganancias, por ejemplo en la venta de las paraestatales.

La reforma energética ha mostrado sus maldades, la privatización del crudo es imparable en beneficio de alcabaleros locales ligados al poder; secretarios de estado, senadores y sus familiares; a los que se suman españoles, norteamericanos etc. 

EPN, prometió en campaña y lo dijo hasta el cansancio que no se vendería PEMEX (ahora; Petróleos Mexicanos Subsidiarias y Filiales), y la electricidad; que no se incrementarían las tarifas eléctricas y de gasolina, todo fue una mentira: otro zarpazo al bolsillo de los mexicanos. La patria está en venta.

Eso mismo podría pasar con la reforma educativa. Por eso la réplica magisterial que incendia la pradera. ¿Los émulos, no se han dado cuenta que los antecedentes salinistas representan una alta traición a la patria?

La respuesta, al herir la delgada epidermis social es la implosión del “mal humor social” al volcarse con los maestros. Nochixtlan, y sus nueve u once muertos y un centenar de heridos, equivale a la Noche triste de EPN, ANM y Osorio Chong.

Y en el dolor de jóvenes asesinados con balas pagadas por nuestros impuestos.
La construcción de este país post revolucionario en siete décadas bajo la égida del PRI, se ha convertido en una destrucción paulatina, sorda, inflamable y violenta, ¿acaso por el efecto de la triple alianza: PRI, PAN y PRD?.

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