¿CUÁNTOS MARCHARON ESTE
DOMINGO en contra de la “reforma educativa”, ya en la capital del país, con
Andrés Manuel López Obrador por un lado, que pretendió mostrar su poder de
convocatoria; con el PRD por el otro, que salió a las calles para dignificarse y
reencontrarse con sus orígenes, y con la Cnte también por su cuenta, en un acto
de fuerza que pretende doblegar al Gobierno federal? ¿Cuántos marcharon en los
estados, como en Guerrero?
¿Cincuenta mil mil? ¿Cien
mil? ¿Ciento cincuenta mil? ¿Y cuántos no lo hicieron? ¿Cuántos, si el país
tiene más de 100 millones de habitantes? 123.3 millones, para ser exactos, de
acuerdo a datos del Inegi de 2013. ¿Por qué carajos estos no protestan contra
la “reforma educativa” si también les afecta?
¿Por qué ni siquiera todo
el magisterio protesta contra esta reforma, a la que se oponen, incluso de
manera violenta un reducido grupo de ellos, bajo el pretexto de que con ello
defienden la educación pública y gratuita, aunque mantienen en el abandono a
los estudiantes?
Hay que decirlo. Más allá
del discurso barato y trasnochado, lo cierto es que quienes se oponen a la “reforma educativa” lo hacen más por
conveniencia, con el fin de conservar ciertas prácticas que los favorecen, que
porque en verdad les importe la educación pública y gratuita, y otros más se
oponen por intereses políticos y de partido, como ocurre con el Movimiento de
Regeneración Nacional (Morena) que regentea Andrés Manuel López Obrador, quien
aspira por tercera ocasión a la presidencia de la República, mientras que el
PRD hace lo propio con el fin de no rezagarse rumbo a la contienda electoral
del 2018.
Hay pues, en esta
oposición a la reforma educativa, un movimiento por parte de un reducido de
maestros, tomando en cuenta el universo del magisterio nacional, que se niega a
renovarse, a actualizarse y capacitarse con el fin de responder a la nueva
realidad del país, y por la otra un oportunismo político y electoral de Morena
y del PRD rumbo a las elecciones presidenciales del 2018, el primero, con el
fin de demostrar que puede ganar la presidencia, y el segundo, como un intento
desesperado para no desaparecer como partido político.
Vuelvo al punto. ¿Cómo es
que de más de cien millones de mexicanos, solo unas decenas de miles se
manifiestan en contra de la reforma en cuestión? Es cierto, todo cambio genera
inercias, genera resistencias con el fin de mantener el “status quo”, porque
les conviene, porque no quieren perder sus privilegios, y porque ya se
acostumbraron a vivir así.
No. No es que les interese
la educación pública y gratuita, a la que ponen de pretexto de su lucha, sino
los intereses que a lo largo de muchos años han logrado a base de presión, de
chantajes, de amagos y de provocación, vía marchas, bloqueos de carreteras,
toma de edificios, saqueos e incendios.
Y EN OTRO ASUNTO, la
Asamblea general de la ANUIES, de la cual forma parte la UAGro, que encabeza el
rector Javier Saldaña Almazán, respaldó la reforma educativa del gobierno
federal, al señalar, a través de su presidente, Jaime Valls Esponda, que debe
continuar “instrumentándose como está sucediendo en la mayor parte del país”.
Lo anterior, durante una reunión celebrada en Acapulco, y en la que estuvo el
gobernador Héctor Astudillo Flores, y el titular de la SEP, Aurelio Nuño Mayer.
Dijo: La experiencia
mundial revela que los países que han colocado a la educación como un tema
prioritario en sus agendas han logrado importantes avances sociales y
económicos, incrementando su competitividad internacional, agregó este fin de
semana, al inaugurarse la segunda sesión ordinaria de la Asamblea General de la
ANUIES, mientras que el secretario de Educación, puntualizó que no se puede
pensar en un México exitoso sin educación de calidad, y sin un proyecto como la
reforma educativa.
De acuerdo a Nuño Meyer,
desde un principio la reforma educativa ha contado con el gran consenso de
todas las fuerzas políticas que lo aprobaron en el Congreso de la Unión, y
después en los congresos locales, y que la reforma se trata de crear “escuelas
de calidad, tanto en su organización como en su infraestructura; tener maestros
mejor formados; tener mejores maestros, sí a través de evaluaciones, para
conocer qué es lo que están haciendo bien y que es lo que se necesita cambiar y
transformar, y a partir de ello, dar capacitación”. La reforma, agregó, no
trastoca los derechos laborales de los maestros.
Por cierto, tuvieron que
pasar 66 años para que la UAGro fuera sede de una reunión general de la ANUIES.
El que se haya realizado en Guerrero, concretamente en Acapulco, es un
reconocimiento al trabajo que ha venido desempeñando el Javier Saldaña.
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